¿En dónde me dijiste que estabas?

Voces Emergentes

Me dicen que tú conoces el aire que tienen los ojos castaños.  Esto es una mierda, pero tú me gustas y me encanta el sonido que haces con los dedos de los pies; cuando la cama es Troya.  Te leo el alma, te leo la idiosincrasia de tus pezones, el sereno que se acumula en esos muslos oscuros, tibios y con una humedad de alga noble.  Me miro y no te miro. Es algo insólito. 

Estás en la cama de mi existencia y no te veo.  Toso, me sale una flema medio amarilla y me rio, comulgo con mis pensamientos y vuelvo a ti. Leo algo que dice que masturbarse beneficia, porque ayuda a no padecer de cáncer de próstata. Se me ponen los ojos de cabro que lo salvan del cuchillo.  Te miro y te pregunto, en dónde dejaste la jodida canela?  El día avanza y estoy como un niño sombrío, hermoso, dulce y solo. 

Me llegaron los terraplenes del inconsciente. Vuelvo y te miro, pero no comprendo que estás lejos y tienes los ojos vacíos.  Siento que no estoy en mí. Hay como un deseo de matar la enredadera de la existencia, la crayola vulgar de la niñez, el tedio, mi vida, tu vida y el cielo.  Me doy un buche de café negro, pero marca Cibales.

Hay que consumir lo de uno aunque sea la muerte o una vulva violeta. La antorcha salobre está en el aire. En dónde me dijiste que estabas.....?