(San Juan, 9:00 a.m.) Colombia está en llamas. Colombia está ensangrentada. La Colombia que cohabita con Puerto Rico, requiere de una urgente movilización en favor de los sectores populares, los cuales en la tarde de ayer en Cali, capital de la provincia del Cauca, fueron tiroteados por fuerzas de derecha, de la policía, y de sicarios muy bien vinculados a los paramilitares que aún le responden al pasado presidente Álvaro Uribe.
La situación de crisis social, la segunda bajo el mandato del actual presidente, Iván Duque, se remonta a hace 12 días, cuando el pueblo se tiró a la calle, inicialmente en Bogotá, contra la propuesta gubernamental de un nuevo impuesto tributario. Casi dos docenas de muertos recibió la protesta popular, la cual luego se expandió por todo el país.
Hoy es Calí, el epicentro de la lucha, donde una Minga (respuesta social de protesta) organizada por el Consejo Regional Indígena del Cauca, lleva varios días deteniendo la ciudad. Ayer fueron baleados los activistas y protestantes vinculados a la Minga, dejando un saldo de una docena de personas heridas.
Para Puerto Rico, donde la cuarta población extranjera más populosa es de origen colombiano, como mínimo y por solidaridad, debemos de expresarnos en torno pedir un alto a la violencia. En particular a la violencia contra los sectores populares e indígenas, que muy bien han salido a protestar contra las políticas neoliberales del gobierno de Iván Duque. Es momento de ser solidarios. Pensemos.