Lourdes Vázquez y los Orígenes de lo eterno y así las cosas

Cultura

En su más reciente libro, Orígenes de lo eterno y así las cosas (Madrid: Editorial Verbum, 2020), Lourdes Vázquez nos invita a enfrascarnos en unas fascinantes, complicadas e inescrutables ficciones,  pobladas por personajes, anédotas, situaciones y senderos (históricos o imaginarios) marcados por el trauma (amoroso, de clase, racial), pérdidas, encubrimientos, dolores, y experiencias transnacionales, que recuperan o develan espacios y posibilidades del pasado y la historia, de índole íntima, familiar o social y política, previamente ocultas. 

Lourdes Vázquez, vale destacar, es una de las más destacas escritoras puertorriqueñas, y es titular de una importante y cuantiosa producción literaria. Su produción abarca desde textos poéticos (La rosa mecánica, 1991; Bestiary: Selected Poems: 1986-1997, 2004); cuentos (Adagio con fugas y ciertos afectos (2013),  Historias de Pulgarcito, 1999; La estatuilla, 2004; Salmos del cuerpo ardiente, 2004; Tres relatos y un infortunio, 2009; La mujer, el pan y el pordiosero, 2009), novelas ( Not myself without you/ Sin ti no soy yo, 2012), ensayo académico (Hablar sobre Julia: Julia de Burgos: Bibliografía, 1934-2002; Aterrada de cuernos y cuervos: Marina Arzola, el testimonio, 1990 con Consuelo Gotay), libro de viajes ( Samadar: libro de viajes, 2007), hasta la literatura de cordel, o chapbook (Le Extrait I, 2014; The Tango Files, 2014; Una muñeca de cerámica, 2009; May the tranvestites  of my island tap their heels exquitely, 2004; Obituario, 2004, Park Slope, 2003, Desnudo con huesos, 2003, Poemas: La rosa mecánica, 1988 y Las hembras, 1987), de colaboración con las artes plásticas (Cibeles que sueña-Cybele, As She Dreams, con Yarisa Colón;  Salmos del Cuerpo Aridente, con Consuelo Gotay) y el vídeo (Dúo/Dueto con Ira Lightman, 2009), Meche en doble luna llena, con Adál Maldonado, 2006). Ganadora del Premio Internacional Juan Rulfo (Francia) en 2002, impresionantes menciones de honor (en 2014 del Premio Octavio Paz de Poesía y el Premio Nacional Luis Lloréns Torres) y otras distinciones, su obra goza de traducciones al inglés, francés, italiano, catalán, portugués, sueco y rumano.

Orígenes de lo eterno y así las cosas reúne once seductores, enigmáticos y deslumbrantes relatos, repartidos en dos secciones.  Mientras la primera incluye diez (“Laura, My love”, “Saravejo”, “La redondez de la vida”, “Lilliput”, “1944: Año del mono”, “Baby Parts”, “María La O, todo se acabó”, “Susan Walker Lost At Sea”, “El ojo del jardinero” y “Mi Ciudadela”), la segunda se signa por la incorporación de un magistral cuento, más extenso y muy distinto en su armazón, trama, estilo y discurso a los anteriores, “The Tango Files”. El título de esta colección, como todos los títulos de las obras de Vázquez, es sugerente, simbólico y sobretodo provocativo.

Parece orientar y simultáneamente despistar la imaginación del lector.  Por un lado, apunta hacia posibles y anticipados cuestionamientos metafísicos sobre los orígenes de lo eterno, para seguido, en tono insustancial, tal vez burlón, modificar sorpresivamente el enunciado simplemente con una expresión de aceptación y resignación como “así son las cosas”. ¿Qué se entiende y cómo se relativiza y construye aquí lo eterno?  Y si lo eterno se opone a lo efímero, pasajero, ¿qué persigue novedosamente Lourdes Vázquez en unos cuentos donde se rastrea y escrutinia la contingencia en el escenario isleño, caribeño y global?  ¿Qué es lo permanente, trascendental y perdurable en esas figuraciones? El amor, la guerra, la muerte, el poder, la explotación, la fundación de pueblos, las apariencias, el encubrimiento, la locura, la pérdida, la amistad y los archivos de la memoria son parte de lo que continúa eternizando Vázquez en sus ficciones, sedimentadas en hechos y datos verdaderos, pero encausadas en un discurso, que como señala en el epígrafe de Ricardo Piglia “no es ni verdadero ni falso”. Al fin y al cabo, todo inicio va suscrito a una historia y Vázquez explora con maestría aspectos de la micro historia como origen y problema epistemológicos.

Los cuentos de Lourdes Vázquez convocan y plasman vivencias auténticas, íntimas, sociales o fundacionales. Son reescrituras, de fuentes literarias, históricas o anecdóticas, que recomponen desde un presente, marcado y consciente de sus luchas, y en las que una voz narrativa interviene, desentraña, o desmonta tramas (amorosas, familiares, sociales y fundacionales) en reelaboraciones trasmisoras de nuevas y críticas lecturas del pasado. Las fuentes son diversas y variadas:  “Laura, My love” se apoya en epistolario amoroso entre el gran poeta José de Diego y su amada,  “Lilliput” se inspira en el Gulliver’s Travels de Jonathan Swift),  “Saravejo” alude al horrible asedio de la ciudad por los yugoslavos,  “La redondez de la vida” se inspira eb una visita al Museo Sorrolla, España), “Susan Walker Lost at Sea” es otra versión de la residencia en Arroyo, Puerto Rico, de la hija de Samuel Morse, inventor del telégrafo, captada también por la escritora Ana Lydia Vega en Falsas crónicas del sur  y “Mi Ciudadela”, basada en crónicas y textos de historia, rinde homenaje a la fundación de la ciudad de San Juan, eso sí, desfamiliarizándola de las versiones oficializadas.  En otros, la caída de un pueblo alemán (“1944: Año del mono”), el grotesco o macabro hallazgo de partes del cuerpo de un bebé en un garaje (“Baby parts”), o las historias de unas hermanas cantantes que recorren Europa, New York y el Caribe (“María La O, todo se acabó”) amplían el aluvión de experiencias, entrelazándolas a referentes de interseccionalidad y representatividad cultural isleña, caribeña. 

Lourdes Vázquez, bibliotecaria de profesión, hace alarde de sus dotes extraordinarios de investigadora y bibliófila al rastrear temas que transforma en artefactos literarios.  Cartas, memoriales, crónicas, catálogos, documentos militares, colecciones y archivos de biblioteca, la genealogía, pinturas, la misma literatura le sirven de resorte y chispa para escribir.  Sus mejores ejemplos, además de “Laura, My love”, son “Mi ciudadela” y “The Tango Files”.  Este último, un excelente y apasionado relato-ensayo de corte borgeano, publicado con anterioridad en 80 grados (2011), luego, en edición de cartón en 2014 y en 2016 en italiano, es un texto iluminador y provocador.  Indaga los nebulosos orígenes del tango, su desarrollo, sus mejores intérpretes (desde Gardel hasta Piazzolla), sin eludir el escrutinio de los repudios y críticas a su música, letra y baile.  Una exhibición en el elegante Grolier Club de Manhattan sobre Borges: The Time Machine, y una subasta, desatan toda una pesquisa y recorrido que va de Nueva York a Buenos Aires y San Juan. Al referirse al tema del neotango, electrotango y otras novedosas fusiones, aprovecha para insinuar similares paralelos entre los inicios del tango y el popularísimo y polémico reggaetón. 

Como ya es habitual en la cuentística de Vázquez, en muchos de los relatos, la invención y lo familiar se abrazan con el extrañamiento y lo fabuloso.  Predominan los finales sorpresivos e inusitados.  El español no se pelea con el uso del inglés (ni con el francés) sino que coexisten en una fluida relación, modélica del bicultarismo isleño educado y migrante que no pide perdón ni excusas por la afirmación de una realidad bilingüe, cultural y global. 

Su estilo poético fluye y seduce.  Las palabras conjuran un paisaje, privilegiando, el playero.  Después de la lectura de “La redondez de la vida” difícil será apreciar los lienzos de Joaquín Sorolla (“Paseo a la orilla del mar”, “Puerto” y “Castillo de Málaga”) sin vincularlos a la colección de sus cuadros en la mansión veneciana de los Fagul en El Vedado (Cuba) ni a las posibles asociaciones con La muerte en Venecia de Thomas Mann.

En Vázquez se respira mar, palmeras, arenas, caña de azúcar y se favorecen los pueblos costeros (Aguadilla, San Juan, La Habana, Barcelona, Málaga, etc), incluyendo los cementerios. También se capta la flora, los sonidos, los olores, abundan las mansiones arruinadas, abandonadas, jardines, fortalezas, fortificaciones, puertos, así como también la presencia de esclavos, mulatos, indios y mujeres en situaciones precarias. La escritura es la herramienta para “adentrarse” (63) en esas realidades o invenciones donde la autora se instala como pintora impresionista o fotógrafa. Cada relato es un “adentrarse”, un sumergirse, “con toda la irracionalidad intacta” (67), siguiendo su musa (la naturaleza de esa isla, parte de “un archipiélago sublime de aguas y vegetación abundante”(13),  “vértigo de mi reflexión” (67) porque “Me inserto en tus alas para guarecerme de los demás.  Por ti escribo. Sobre ti. Sobre ellos. Sobre mí misma” (67).  Celebramos esta nueva publicación, esencial para apreciar la riqueza y vitalidad de nuestra narrativa contemporánea.