No debe de sorprender que el malogrado ex-gobernador Ricardo Rosselló haya llegado al tope de la votación en los comicios de ayer para escoger dos “senadores” y cuatro “representantes” al Congreso de los Estados Unidos. En realidad la idea es que vayan a Washington, D.C. como cabilderos por la estadidad de Puerto Rico, un territorio caribeño de los Estados Unidos. Actualmente, la única presencia oficial de Puerto Rico en el Congreso norteamericano es la de una delegada sin derecho al voto en su pleno. Rosselló, quien ahora vive en Virginia, fue electo para cabildear principalmente a los miembros de la Cámara de Representantes.
Entre una lista de desconocidos era de esperarse que se eligiese a la figura estadista más conocida de tiempos recientes aunque su nombre no estuviese en la papeleta.
El exmandatario fue electo vía el llamado “write in” en la que el votante escribe en una columna en blanco el nombre de un candidato. Pero no crea usted jamás que el movimiento para elegirlo cabildero fue espontáneo. Eso no le lo cree nadie. Rosselló, con cara de sorpresa y de “yo no fui” le expresó a un medio local hace unos días que si el “pueblo” lo escogía él con gusto aceptaría. Me recordó a su padre, un gobernador casi tan convertible como él, que usaba como estribillo político “el Pueblo habló y yo obedezco”.
Ricardo Rosselló tuvo que salir corriendo de Puerto Rico en el medio de masivas protestas de repudio a su gobierno y especialmente a su propia figura. Todo esto ocurrió en el verano de 2019, hace casi dos años, pero las imágenes de esas protestas están frescas en las mentes del grueso de los puertorriqueños.
En la elección de ayer votaron apenas 80,000 personas, o sea que se presentaron solo 20 por ciento de la gente que votó por su Partido Nuevo Progresista (PNP) en las últimas elecciones generales. Como dice un amigo mío que se crio en el Norte, “big deal”.
Quizás Rosselló está calculando un retorno a la política de Puerto Rico tal como volver a la gobernación, pero no contemplo que la elección de ayer sea un barómetro apropiado para medir su aceptabilidad en unas elecciones generales. Tras un gobierno corrupto hasta las teleras este señor no tiene redención. Los que comparecieron a las urnas ayer son inamovibles seguidores del pro-anexionista PNP.
Los comicios de ayer corresponden a un referéndum celebrado en noviembre pasado en la que 52.7 por ciento de los votantes escogieron la estadidad ante la pregunta eleccionaria de “estadidad Si o No”. Este llamado plebiscito se llevó a cabo el mismo día de las elecciones generales, en las que ganó de nuevo el PNP, esta vez al mando del hoy gobernador Pedro Pierluisi. Esas elecciones fueron las de menos participación en la historia moderna de Puerto Rico.
Dijo Ricardo Rosselló vía Zoom anoche que los mejores días para Puerto Rico están por llegar. Llegarán, Ricky, pero sin ti. Amén.