Homenaje a Antonio Vélez Alvarado [y a nuestra bandera]

Cultura

(San Juan, 9:00 a.m.) Yo me crié en el barrio Campo Alegre de Manatí y estudié en el Colegio Inmaculada. Durante años viajé en las tardes en la guagua del colegio. Era entonces una carretera de dos carriles y Manatí no estaba tan urbanizado. La primera parada que hacía la guagua era frente a la casa de don Antonio Vélez Alvarado.  Jamás la podré olvidar. Estaba construida en medio de mucha vegetación, tenía un balcón grande y al frente estaba pintada la bandera de Puerto Rico.     Para llegar a ella había que subir una cuesta de tierra y piedra.   Don Antonio había muerto en el 1948 pero allí vivía su esposa, Coral Ramos, conocida como doña Cora, su hija, una mujer muy guapa, María Mercedes Aguirre y sus nietas Doris Antonia y María Luisa.   Ambas nietas estudiaban en el colegio así que viajaban en la guagua también.  Logré comunicarme con una de ellas y me contó que doña Cora era original de Santa Isabel y ella conoció a don Antonio en Guayama.  María Mercedes tampoco era hija de doña Cora. Era su sobrina y la criaron desde que era una bebé.  Ninguna de las nietas conoció a don Antonio. Cuando nacieron, ya el abuelo había muerto.

La casa que tanto admiré de niña ya no existe.  Aquella enorme finca de unas 500 cuerdas. don Antonio la perdió.  Hoy aquellos hermosos terrenos de mucha vegetación y aquella casa que hoy pudo haber sido un museo fueron destruidos para construir la urbanización Los Rosales y la familia de don Antonio se vio obligada a mudarse al área metropolitana.

Antonio Vélez Alvarado Vélez Alvarado nació en Manatí en el año 1862.  Hijo de José María Vélez Escobar y Cecilia Alvarado Rodríguez. Interesantemente, su padre era hermano de Ricarda Vélez Escobar, la esposa del patriarca de los Ramos de Manatí, Juan Ramos de Córdova. Estos Ramos fueron autonomistas a finales del siglo XIX y luego de la invasión de los Estados Unidos se convirtieron en republicanos y seguidores del Dr. José Celso Barbosa. Ambas familias tuvieron mucho poder político y económico en Manatí. De hecho, varios miembros de la familia Ramos fueron alcaldes de este pueblo.

Quiere esto decir que Antonio Vélez Alvarado creció dentro de lo que pudiéramos llamar la elite del Manatí de su época. Su padre era dueño de muchas tierras del pueblo. Nunca encontré una buena biografía de don Antonio. Solamente algunos detalles como por ejemplo que su padre quería que el hiciera carrera militar, pero desde muy joven el quiso ser escritor. Bajo el seudónimo de Yurí, el cual usó desde los 14 años, escribió en varios periódicos del país, entre ellos, El Criterio de Humacao, La Crónica de Ponce, La Propaganda, de Mayagüez y El Agente (más tarde llamado El Clamor del País) de San Juan, así también en El Rebenque El espectador matinal que era de su propiedad.

Gran parte del trabajo periodístico de Antonio era a favor del ideal de la independencia. Aunque el gobierno fue tolerante, probablemente por su familia, las autoridades españolas no permitieron más ataques del joven revolucionario. Esta es la razón por la cual Antonio se muda a Nueva York en 1887. Al parecer, allá participó de los actos conmemorativos del Grito de Yara y allí logra escuchar un discurso del líder político y revolucionario cubano, José Martí. De inmediato el joven puertorriqueño se une al movimiento revolucionario antillanista e incluso hace amistad con Martí.

Para subsistir, dicen los investigadores, Antonio trabajaba junto a su hermano, Basilio, en una fábrica de píldoras medicinales. Su otro hermano, Carlos, era el agente de cuentas y como tenía que viajar a Cuba llevaba propaganda revolucionaria realizada en la imprenta.

Junto a José Martí funda el periódico Patria, órgano propagandístico de la Revolución Cubana, realizado clandestinamente en la fábrica de píldoras medicinales por Antonio mismo. Con el tiempo, Vélez Alvarado montó su propia imprenta donde editó La Gaceta del Pueblo, revista máxima en Hispanoamérica con tiradas de 50 mil ejemplares.

En 1891 llegó a Nueva York el poeta revolucionario Pachín Marín y Antonio lo emplea en su imprenta. Junto al poeta, a Sotero Figueroa y a 200 personas más, Vélez Alvarado, funda el Club Borinquen, para dar apoyo económico a la independencia de las Antillas.

Cuenta la historia que un 11 de junio de 1892, Antonio Vélez Alvarado se encontraba mirando la bandera cubana en su oficina, y como resultado de mirarla fijamente, se invirtieron sus colores como en un espejismo. Dicho fenómeno visual le permitió diseñar una bandera para Puerto Rico. Se alega que fue Micaela Dalmau, su vecina y conocida también de José Martí, la que bordó el nuevo diseño que Antonio mostró a compañeros de lucha recibiendo aprobación por el mismo.

De acuerdo con el antropólogo puertorriqueño, Dr. Ovidio Dávila, en su texto El centenario de la adopción de la bandera de Puerto Rico de 1996, Antonio invitó a una velada a José Martí. Allí estaban presentes Pachín Marín y Micaela Dalmau. Le muestra a Martí la bandera cubana e inmediatamente otra bandera con los colores invertidos sugiriéndola como enseña para un Puerto Rico libre. José Martí aprobó la propuesta y reseñó la experiencia en las ediciones del 2 y 9 de julio de 1892 en el periódico Patria. 

Sabemos que existen varias teorías sobre el diseño de nuestra bandera. Hay quienes se la adjudican a Manuel Besosa, otros a Pachín Marín, pero como manatieña llevaré siempre con orgullo que fue nuestro Antonio Vélez Alvarado, su creador. Interesantemente, en la versión de Manuel Besosa la bandera puertorriqueña también fue bordada por una mujer, María Manuela "Mima" Besosa.

Independientemente de la versión, el 22 de diciembre de 1895, la bandera puertorriqueña fue izada por primera vez en un acto patriótico en la Ciudad de Nueva York. La Sección de Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano reunida en el edificio 'Chimney Hall' de Nueva York adoptó por unanimidad la bandera puertorriqueña. Sin embargo, fue el partido Nacionalista y don Pedro Albizu Campos quienes comenzaron a utilizar la bandera en 1922 y de hecho a homenajearla el 11 de junio.

Hay noticias que desde el 1892 se comenzó a desplegar nuestra bandera. Incluso se menciona que en el 1898 cuando entraron los invasores, el personaje Águila Blanca portaba nuestra monoestrellada.  Fue el partido Nacionalista y don Pedro Albizu Campos quienes comenzaron a utilizar la bandera en 1922 y de hecho a homenajearla el 11 de junio.

En los años 1916, 1922, 1927 y 1932 las cámaras legislativas trataron de oficializar la bandera sin éxito. Quiero añadir que en 1932 cuando se discutía en la legislatura cual sería nuestra insignia nacional, una manatieña, republicana y pariente de don Antonio Vélez Alvarado, Ricarda López de Ramos Casellas, les propuso que se adoptara la bandera de Lares como nuestra enseña y dijo:

“Ninguna bandera tiene la significación y el valor para nosotros, que la bandera de Lares. Quijotesco o no, fracaso, precipitado, irreflexivo, como se quiera calificar aquel movimiento, lo cierto es que es el único que ha ofrecido sangre y vidas en holocausto a lo que creyeron la libertad de la patria; esa bandera acompañó a los valientes o quijotes y se tiñó de sangre puertorriqueña; ella debe ser nuestra bandera regional; ella, debe representar al pueblo de Puerto Rico, en general, a la isla de todos.” (Enríquez Seiders, Sandra A. Ricarda López de Ramos Casellas, izas, conciencia y sufragio. San Juan: Ediciones Callejón, 2006, p. 107)

Por otro lado, el Partido Nacionalista se oponía a que la monoestrellada fuese la insignia oficial de la Isla ya que entendía que eso era una afrenta al movimiento independentista y no se podía permitir que se convirtiera en un símbolo colonial.  Un 16 de abril de 1932, el senador republicano, Celestino Iriarte, presentó un proyecto para votar a favor de que la monoestrellada fuese la bandera oficial de Puerto Rico. Pedro Albizu Campos que se encontraba en la Plaza de Armas conmemorando el natalicio de José de Diego, se enteró de lo que estaba sucediendo, interrumpió su mensaje y junto a sus seguidores caminaron hacia el Capitolio. Se enfrentaron a la policía, comenzó un forcejeo y un pasamanos cedió y cayó desde un segundo piso, el joven Manuel Rafael Suárez Díaz, a quien se le recuerda como el primer mártir del nacionalismo. (Gallisá, Carlos. Desde Lares. Puerto Rico:CG Editores, 2010, p. 51).

El tema de la bandera no se discutió más hasta 1952 con la creación del ELA que se dispuso que la monoestrellada sería nuestra bandera oficial y que se izaría junto a la bandera de los Estados Unidos. Tanto así, que en 1948, cuando Puerto Rico participó por primera vez en las olimpiadas que en aquella ocasión se celebraron en Londres, los atletas desfilaron con una bandera blanca con el escudo de la Isla. En 1952, las olimpiadas se celebraron en Helsinski y Puerto Rico desfiló con la bandera de los Estados Unidos. Interesantemente, durante la celebración de estas olimpiadas se aprobó el Estado Libre Asociado e inmediatamente se izó la monoestrellada en aquellos juegos olímpicos. ( Enríquez Seiders, Sandra A., El olimpismo como afirmación de nuestra nacionalidad. Alborada, Año II, núm. 1, agosto 2003-junio 2004, p. 13).

Nuestra bandera ha sido la protagonista de muchos eventos en nuestra historia. La utilizó doña Lolita Lebrón cuando tirotearon el Congreso de los Estados Unidos, la han utilizado nuestros atletas en todos los eventos deportivos y se utiliza en protestas marchas e incluso en conciertos.

No importan las divisiones partidistas, los puertorriqueños y las puertorriqueñas nos emocionamos al ver la monoestrellada. Es símbolo de nuestra identidad como pueblo y representa nuestra nación.  Celebremos nuestra bandera y a su creador, el manatieño don Antonio Vélez Alvarado.