Crónica cervecera

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) Pregunto por el “acalambramiento” de la hora y ese rigor de gallinaza y contertulios. ¿Me han dicho que escribes poesía? Eso es la columna vertebral de la palabra.  Miro el cielo y el alga de tus ojos no está dormida. ¿Dónde estás caníbala maldita? Te huelo, te percibo, te busco el clítoris y la manzana de la costumbre. Heme aquí dice la biblia. Soy un canalla, gallero salitroso y acompañante de la muerte. La tarde está ensombresida, inaprensible. La imponderable me mira....desde una belleza que tiene algo de algodón de fiesta y caballos de Pica. Los legisladores, que siempre se alumbran, dicen que la legislación sobre perspectiva de género, en las escuelas, no va a caminar. Los rojiazules se van para un seminario sobre huracanes.  Le pregunto al perro, el que se caga en mi patio, ¿entiendes eso?  El perro, como canino noble, me da la razón. El editor de mi literatura marginal se ríe desde un espacio de amarillas palabras y fregadero sucio. 

Tengo una oferta de publicación literaria.  Estoy desayunando, tostadas de pan negro y aguacate aceitoso. Miro a través de la ventana y el turpial maldito no me pierde ni pata ni pisá. LUMA asumió el poder. ¡Jaramillo....ooooooooooooo.....! Una señora, que decía que era de Victoria Ciudadana, abandonó el barco. Estoy llegando a la inmunidad de rebaño. Inmune, asintomático e impune. Leo, bebo café puya y la mañana es infame. Le siguen añadiendo eslabones a la cadena larga de la colonia. Me encuentro en la gasolinera de la crónica callejera, sobaco de cerveza y Anís del Mono. Hijo de tu madre: ¿dónde te has metido? Presumo que me conoce. Le llaman Gati; el gatillero del cerro. Ahora es que no me sirve ni el perfume barato, ni la brillantina Alka.  

Me abraza efusivamente y me dice, con toda la testosterona que tiene un gorila de espalda plateada, aquí nadie te toca. Se me descompusieron los bellos y los pelos de mi.......... Los números de la pandemia siguen bajando.  No te fíes,…. peregrino de la ignorancia. Joe Biden es un abuelito bueno. La ONU vocifera que no debo de dudar de sus decisiones; respecto a las injusticias y la masacre que cometió Israel en Palestina.  Me pongo a hacer gárgaras de vinagre y verdolaga. Mi padre, desde aquella pobreza de pensamiento y brocha jodida, me susurra:  Rézale a Alá y al señor de los avernos.  Sabiduría de brocha gorda.