El momento histórico deja descartada la estadidad como opción de estatus

Política

(San Juan, 9:00 a.m.) Cuando en 1959 Estados Unidos anexó como estados a Alaska y Hawái, hacía seis años se había comenzado una nueva era para el socialismo soviético, tras la muerte de Iósif Stalin el 5 de marzo de 1953. El simpático Nikita Jrushchov daba un nuevo cariz al denominado socialismo real de la Unión Soviética, tras la caída del estalinismo y haberse incorporado pocos años antes muchos países del Este de Europa a la órbita del socialismo soviético.

La URSS ganaba espacio geopolítico tras la Segunda Guerra Mundial y el 8 de enero de 1959 Fidel Castro entra triunfante con sus guerrilleros a la Habana y adviene al poder del país caribeño a 90 millas de las costas del estado estadounidense de Florida.

Es en ese escenario geopolítico que Alaska y Hawái son admitidos como los estados 49 y 50 de Estados Unidos, tras largos procesos anteriores de anexión, sin que hubieran sido parte integral de la unión federal estadounidense hasta ese momento.

La incorporación de Alaska y Hawái como estados de Estados Unidos fue parte de una circunstancia coyuntural de un momento clave de la historia, de la cual Puerto Rico quedó excluido por no haber estado todavía maduras en aquellos años las condiciones isleñas para la anexión. Y ya los analistas políticos consideran que se le hizo tarde a la estadidad.