La Tierra es un satélite de la Luna

Economia Solidaria

En una atmosfera celebratoria de las hazañas ‘del hombre’ en el universo, a raíz de la muerte del primer humano en pisar la luna, Neil Amstrong, hace 10 días, vale la pena recordar, con mayor intensidad, el poema del poeta revolucionario y mártir de la revolución sandinista, Leonel Rugama. Ante un sistema y una economía que pone sus prioridades en la competencia armamentista y tecnológica para el dominio y el control de unos pocos; para la defensa de un nación-imperio en competencia con las demás (en plena Guerra Fría); para una visión del hombre (blanco) como centro del universo, Leonel Rugama zumba una bofetada con las realidades de la tierra: desigualdad rampante e ideologías que intentan legitimarla.

En el sistema económico-político que vivimos las prioridades no estan al servicio de la vida, la solidaridad ni la cooperación, sino, literalmente, lo contrario. Entonces, así como los medios de comunicación masiva se han volcado una vez más a celebrar los avances tecnológicos y los ‘logros’ de los ‘descubridores’ sin ningún tipo de conexión con otras realidades del tercer planeta, cantemos también el poema de Rugama, recordando que el progreso y la tecnología deben medirse no solo por la capacidad de conocimiento y presencia en territorios desconocidos sino, en la posibilidad de amar y dar vida para todos ser sintiente.

 

La Tierra es un satélite de la Luna

El apolo 2 costó más que el apolo 1

el apolo 1 costó bastante.

 

El apolo 3 costó más que el apolo 2

el apolo 2 costó más que el apolo 1

el apolo 1 costó bastante.

 

El apolo 4 costó más que el apolo 3

el apolo 3 costó más que el apolo 2

el apolo 2 costó más que el apolo 1

el apolo 1 costó bastante.

 

El apolo 8 costó un montón, pero no se sintió

porque los astronautas eran protestantes

y desde la luna leyeron la Biblia,

maravillando y alegrando a todos los cristianos

y a la venida el papa Paulo VI les dio la bendición.

 

El apolo 9 costó más que todos juntos,

junto con el apolo 1 que costó bastante.

 

Los bisabuelos de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los abuelos.

Los bisabuelos se murieron de hambre.

Los abuelos de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los padres.

Los abuelos murieron de hambre.

Los padres de la gente de Acahualinca tenían menos hambre que los hijos de la gente de allí.

Los padres se murieron de hambre.

La gente de Acahualinca tiene menos hambre que los hijos de la gente de allí.

Los hijos de la gente de Acahualinca no nacen por hambre,

y tienen hambre de nacer, para morirse de hambre.

Bienaventurados los pobres porque de ellos será la luna.