(San Juan, 1:00 p.m.) El gobierno de Pedro Pierluisi a meses de cumplir un año en el poder, ha colapsado. Su incapacidad de proveer sana administración pública, junto a un proyecto de país que sea más allá de vivir de fondos federales, lo han dejado hoy muy maltrecho. La imposibilidad de gobernar tiene el efecto práctico de debilitar su administración, la del Partido Nuevo Progresista (PNP) y de paso de aguar el proyecto en torno a la estadidad para Puerto Rico,
La huelga en el muelle de carga internacional, entre una empresa privada con lógica olopólica y un sindicado, expuso de forma manifiesta al gobierno de Pedro Pierluisi como incapaz de hasta zanjar una disputa obrero patronal. El valor de dicha huelga, en la cual el sindicato no fue derrotado y ganó tiempo para superar las diferencia por vía de una tregua de 45 días, nos permite hablar del “chanchullo” del PNP y los empresarios navieros del país, lo cual permitió la privatización monopólica del descargue de los barcos internacionales.
Por otro lado, la inhabilidad del gobierno de Pierluisi de resolver el conflicto de la playa de Rincón, pone de manifiesto múltiples niveles de la mala administración pública. Por un lado, es deslumbrante la crisis gerencial de Rafael Machargo ante el Departamento de Recursos Naturales. De otro lado, la incoherencia de los servicios policiacos de la isla, para proteger propiedad, y no así la vida. Pero ahora lo más interesante resulta las diferencias entre todas las agencias de gobierno, en este momento tres, las cuales cada una tiene una posición distinta ante la crisis.
Lo interesante es ver un dato importante: el PNP ganó las elecciones con el 33 por ciento de los votos. Perdió mucho poder en el gobierno central, así como en el número de municipios bajo su control. Lo único que hoy le queda es seguir trayendo fondos federales y esperar que la gente los apoye. Ya veremos. Momento de tomar otra dirección. Pensemos.