(San Juan, 9:00 a.m.) El Partido Nuevo Progresista (PNP) por vía de su portavoz, el senador Carmelo Ríos, ha indicado que han activado su equipo de “comunicadores” para influenciar por vía de columnas de opinión y en las redes sociales. Su objetivo: vender que la administración del PNP bajo el liderato de Pedro Pierluisi, está realizando obra. En otras palabras, la psiquis del PNP les está indicando que andan perdiendo terreno, dramáticamente.
Las elecciones del pasado 6 de noviembre de 2020, marcan un hito en la política de Puerto Rico, en la medida que los partido mayoritarios ninguno llegó al 35 por ciento de los votos emitidos. Es decir, el PNP con el 33 por ciento y el Partido Popular Democrático (PPD) con el 31 por ciento, no llegan a las dos terceras partes del electorado boricua. Siendo esto así, el mandato del partido en el gobierno, el PNP, es uno cuestionado y cuestionable. Dicho esto, sumado a la perdida de votos masivos en el referéndum de noviembre, donde apenas alcanzaron 53 por ciento del electorado en el “Estadidad si o no”, nos fuerza a pensar que la desesperación es total.
El PNP se encuentra ante su última oportunidad de alcanzar la estadidad. Sobre todo, en las próximas elecciones, según la perdida de votos proyectada que han tenido en las pasadas dos elecciones, deben alcanzar un escueto 23 por ciento del total de votos que se emita. Las elecciones del 2024 deben representar, si todo continúa como va, el final del PNP.
Por lo tanto, Carmelo Ríos lo que nos informó el pasado viernes, es que han activado al “corillo” de troles que ellos tienen para dañar reputaciones y sobre todo para impulsar de forma histérica, la estadidad para Puerto Rico. A ellos les va la vida. A nosotros, los que impulsamos la independencia, el desmoronamiento de las fuerzas estadistas, nos conviene. Pensemos.