Las guaguas, y los trenes, han sido cruciales en la historia de la justicia social en el último siglo y medio. Son los transportes colectivos que nos permiten mover de un lugar a otro en compañía. Son experiencias sociales y socializadoras en sí mismas, donde el viaje es parte del destino. En ese sentido las guaguas, y los trenes, colectivizan, democratizan. Claro está, siempre y cuando no se usen para afianzar la desigualdad a través de la segregación y la estigmatización de los pasajeros. Es por eso que los medios de transporte han jugado un papel protagónico en la lucha por la justicia social y la democratización del mundo, pues también han sido epicentro de luchas por la igualdad entre los humanos.
Las leyes de Jim Crow, en el Sur estadounidense, que imponían la separación de los pasajeros negros de los blancos, con la consecuente diferencia de condiciones y trato en los servicios estatales y privados, comenzaron a ejecutarse en los trenes, y fueron resistidas y derrotadas en los boicots contra las guaguas, pues eran lugares de deshumanización contra los afrodescendientes. Sin embargo, una vez que las guaguas fueron liberadas, se convirtieron en símbolos de libertad. De ahí los famosos ‘freedom rides’, donde miles de simpatizantes se convirtieron en compañeros a través de su solidaridad cuando viajaban en guaguas del norte al sur de los EEUU para apoyar la causa de los afro-estadounidenses. Algunos murieron en el proceso, pero de ahí en adelante, las guaguas colectivas son símbolos de igualdad.
En estos días la guagua vuelve a ser símbolo de libertad para una población gigante y sistemáticamente marginada en los Estados Unidos: los inmigrantes indocumentados, los ‘sin papeles’. En su mayoría Latinos y Asiáticos, estos inmigrantes son discriminados por no ser asimilables a la cosmovisión y colectivo ‘blanco’, en una sociedad profundamente informada y fundamentada en la supremacía blanca, la cual se vive diariamente a través de lo que inglés se llama ‘white skin priviledge’ (valga decir que esto trabaja en casi la mayoría de los países del mundo, donde el racismo sigue siendo central en la socialización de los ciudadanos). Pero volviendo a las guaguas, hoy cientos de ‘sin papeles’ cruzan los Estados Unidos en guaguas exigiendo sus derechos sin miedo, visitando estados y ciudades donde exigen sus derechos y dan testimonios de sus experiencias como trabajadores y personas comprometidas con el bienestar de todas/todos pero tratados como parias.
En un ambiente y momento histórico de tanta xenofobia y violencia, donde los ‘otros’ se usan como chivos expiatorios que carguen y paguen las culpas y penas de un sistema que basado en la desigualdad y la mercantilización y no en la vida, las guguas vuelven a ser símbolo de libertad y socialización en la igualdad. ¡Que viva el transporte colectivo, democrático e igualitario!
*Nota EPA: Ve el video en nuestra Zona Interactiva