(San Juan, 11:00 a.m.) En todo momento, el gobernador de turno Pedro Pierluisi ha dicho que es por nuestro bien. Por lo tanto por nuestro bien, ahora ha creado un nuevo “campamento” de exclusión para toda persona que no esté vacunada. Es una idea muy sutil de control poblacional, pues la misma se aplica contra los “malos”, esos que al día de hoy no se han vacunado. Ahora bien, la práctica cultura, o biopsicosocial es mucho más compleja. Se trata del estado territorial colonial, finalmente asumir control de la vida de cada uno de nosotros y nosotras.
En este sentido, lo inofensivo de sus declaraciones en el día de ayer, se justifican en que es por nuestro bien, y que ante el último repunte del Covid-19, creado a partir de la variante Delta, tenemos que controlar más a los “que no están cooperando”. Es decir a las personas que no se han vacunado.
Ahora bien, esta última modificación a la existente orden ejecutiva viene de la mano del llamado esta semana del CDC de Washington notificándonos que a partir del 20 de septiembre, toda persona va a recibir o debe permitir una tercera vacuna. También por “nuestro bien”. Ahora nos dicen que las dos vacunas que tenemos, o la única en el caso de una de las farmacéuticas, no son suficientes, por lo tanto necesitamos un refuerzo. ¿En serio?
Pues bien, es momento de que iniciemos la protesta sobre el control de nuestros cuerpos. No sólo Pierluisi ha logrado controlar el aeropuerto, el informativo/data de la vida personal de toda persona vacuna, y ya logra administrar a los “no vacunados”, quienes ahora son excluibles. Nadie sabe si lo que está promoviendo el gobernador son nuevas formas de vidas clandestinas y micro corrupciones, donde la gente desafíe al estado. No sabemos. Pensemos.