Un hombre negro anda suelto

Cultura

Hay algo perverso con la mirada cultural de nuestros tiempos. La vida no se lee correctamente, y todo nos parece que da vueltas y nos devuelve a un lugar de origen el cual no deseamos. Hay algo de eso con el verano que hemos terminado en Puerto Rico, y en el cual en varias ocasiones, por lo menos cuatro, se han dado ataques racialmente discriminatorios por figuras de naturaleza prominente. Todas ellas funcionaros del gobierno de Puerto Rico, y con meridianos poderes para realizar daño allí donde estén.

En mi parecer todo indica que hemos tenido una regresión profunda. Por distintas razones no nos encontramos en un momento en el cual hemos superado el racismo, sino que hemos permitido el mismo. Pero al volver a estas prácticas profundas de racismo, creo que hemos desatado un misterio que proviene del Siglo XIX. En resumen, dicho misterio parte de una premisa no cuestionada: el hombre negro me va a hacer daño, por lo cual debo protegerme antes de que dicho evento surja. Hemos reducido los problemas sociales, en varias ocasiones a un asunto de superioridad de una raza por otra, lo cual se materializa en una cultura racista.

Es en este punto donde yace el problema. No se debe subestimar o sobre-estimar lo problemas sociales que cada cual trae consigo en el bagaje. Pero, a veces estas relaciones sociales con el mundo ancestral tienen efecto positivo. Desde esta mirada, es en el Siglo XIX cuando se comenzó a problematizar por vía de legislaciones en Puerto Rico, la libertad o capacidad de moverse de los esclavos, hombres y mujeres libertas, lo que se hacía era equiparar al hombre negro como sinónimo del mal. Esa cultura se ha quedado con nosotros, y es la que gobierna hoy.

Es curioso pero en las últimas semanas en Puerto Rico se han dado varios incidentes en los cuales figuras públicas hacen referencia a lideres políticos de oposición, y los declaran monitos o mensajeros, por el simple hecho de que dichas personas son negras. Esto nos retrotrae al Siglo XIX cuando lo malo equivalía a ser negro esclavo o liberto.

En cierta medida hemos vuelto al pasado. Lo que yo espero es que a partir de la presente coyuntura podamos convivir de formas más saludables y no violentas.