Es curioso pero nadie, sobre todo en los sectores del capital, sistemas mediáticos y la prensa, cuestiona que los exponentes de la música urbana de Puerto Rico, la cual incluye al ritmo fundamental del reguetón, porque los exponentes del ritmo acaben utilizando tantos sustantivos o adjetivos calificativos asociados al poder. “Respeto”, “el jefe”, “the boss”, “el patrón”, etc. Es algo hasta cómico, pues uno como que no entiende, y mientras más autoridad, más simpatía provocan. Es un sin sentido.
Pues bien, hay un filme argentino, no reciente, que juega también con la misma nomenclatura del poder. Se trata de El patrón, radiografía de un crimen (Dir. Sebastián Schindel, Argentina, 2014). Es un viejo filme, el cual de repente volvió a mercadearse por las redes sociales, y el mismo es, por decir lo mínimo, muy interesante.
El patrón (vendida en inglés como The boss, the anatomy of a crime) narra la historia de un peón del mundo rural de argentina, que viene a la ciudad a vivir de agregado en el mundo de las carnicerías de venta al detal. Para un país tan carnívoro, esta película es un importante homenaje a intentar, ahora por tantas razones, de ser vegetariano, y si posible vegano. Según la película lo que pasa en el mundo de las carnicerías, es por decir lo mínimo “un asunto de terror”.
Así las cosas, Hermógenes (Joaquín Furriel) es un muchacho sin educación alguna, torpe en todo, pero muy buen “esclavo”. Su amo, el empresario de las carnes y carnicerías, Latuada (Luis Ziembrowsky) lo explota de todas formas, y convierte su trabajo, en uno de trata humana.
Pues sin ser Hollywood, ya saben el resto. Hermógenes/Furriel se rebela y acaba, en el filme como en la vida real, tras los barrotes. Eventualmente es un hombre libre, sin educaciòn y mucho futuro, pero con una familia que atender.
La película es ganadora de muchos premios y no le fue mal. Lo que pasa es que la crítica liberal se pasa al mundo neoliberal y acaba uno defendiendo la desigualdad, a la corta o la larga.
La película vale la pena verse. A su discreción. Es un tema que nunca pasa de moda.