Cuando se es joven, uno piensa que puede con el mundo. No se detiene a trabajar con aquellas cosas que te han herido.
En mi caso, he sido objeto de los ataques más viciosos que ser humano alguno jamás debería sufrir. Desde injurias y calumnias, hasta amenazas y atentados contra mi vida, desde fabricaciones hasta persecuciones.
Las redes están inundadas de odio en mi contra.
No tengo un solo día de tregua. Ni tan siquiera cuando mi madre murió. Así está nuestro país.
El sistema te quiere destruir, los medios se hacen cómplices y las redes se convierten en tu paredón.
Me tomó tiempo, pero llegué.
He decidido hacer transiciones importantes en mi vida para poder lograr sanar.
En mi caso, esta sanación ha tenido mucha exposición pública pues han tratado de asesinar mi reputación. No lo han logrado, ni lo lograrán.
He puesto mi vida en la línea de fuego y en peligro por unas causas que son más grandes que yo; pero llegó el momento de dar un giro.
Ahora me toca sanar mi alma. Estaré menos presente en las redes y más presente en mi interior.
Se lo prometí a Mami antes de morir.
No me voy a arriesgar tanto cuando el desagradecimiento y el desprecio se riñen con mi nivel de compromiso y lucha.
Seguiré luchando, pero escogiendo bien las trincheras. En amor, libertad y paz.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido así, y eso que no hemos tenido que pasar por las vicisitudes a las que se ha enfrentado Pedro Julio. Mi mensaje para mi amigo: El amor lo es todo en la vida…déjate amar y seducir por ese maravilloso y curativo sentimiento. Pronto regresarás repuesto, reinventado pero siempre combativo…