El Ilustre Colegio de Abogados de Puerto Rico, data desde su fundación en 1840, con un imaginario hecho actos materiales, de la defensa de los más necesitados en nuestra sociedad. Es la organización de la sociedad civil, más antigua del país, luego de la Iglesia Católica. Se fundó, históricamente hablando, cuando la esclavitud, como modo de producción, se encontraba llegando a su punto máximo en Puerto Rico (el 1850). Ante esto, siempre me he preguntado si los socios fundadores del Colegio de Abogados de Puerto Rico, eran personas a favor o en contra de la esclavitud. ¿Eran ellos, a su vez, esclavistas?
Los racismos se nutren de mucha formas y maneras. Las prácticas de exclusión son aún más profundas. En el caso del Colegio de Abogados, dice mucho del racismo dentro de dicha organización como a su vez de la cultura de sus miembros, que hayan tenido que esperar 172 años, para elegir a una persona afro-descendiente a presidir. Dicho esto, así son también los cambios culturales – tardan demasiadas generaciones en ocurrir.
La importancia de Ana Irma Rivera Lassen es que rompe hoy con la hegemonía del hombre y la mujer blancos, que históricamente han presidido esta ilustre organización. Esperamos que ella sea el comienzo de un Colegio de Abogados racialmente renovado.