Endecha

Creativo

                                                                              A Quique Ayoroa Santaliz

 

En olvido y en silencio vergonzoso

ha muerto en Ponce la ceiba milenaria.

Sucumbió triste, sedienta, solitaria,

sin verdor, en desamparo ignominioso.

 

Parecía invulnerable el prodigioso

árbol que adoró la raza originaria

que en Borinquen elevaba una plegaria

al Padre Yaya fecundo y generoso.

 

La calandria, el ruiseñor, decepcionados;

el zorzal, la reina mora, compungidos;

el turpial y el zumbador, desconsolados,

 

cantan dulces su elegía, conmovidos.

Inabón y Baramaya quebrantados,

hoy discurren por sus cauces, abatidos.