BoricuaWood: Madera Boricua de la buena, de un palo de aguacate Santurcino.

Crítica literaria
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

“Con el ruido de motores (semilla), guaguas, grúas y demás (semilla), conocí a una jardinera (semilla), en un techo de la ciudad…En la jungla de concreto, hay tomates que se dan, en el hormigón armado hay semillas que regar.”

                                                                          (Jardinera – Rita Indiana y Los Misterios)

 

 

Producido en su totalidad en Puerto Rico, esta última entrega de Pasillo del Sur Editores se compone de una colección de diecisiete cuentos concebidos por autores independientes. La producción de este texto comenzó con una convocatoria a través de las redes sociales con el fin de compilar un total de veinte cuentos. Entre todas las propuestas sometidas, sobrevivieron al escrutinio de un jurado independiente, las diecisiete que hallarán en el mismo. Estas, como veremos mas adelante, configuran lo que es un árbol literario, donde cada cuento es una ramificación con una raíz y un tronco en común, entiéndase, la cultura, y el diario vivir de la histórica Placita de Santurce.

 

Las bifurcaciones de este árbol se pueden categorizar en tres: La primera, la nostalgia del San Mateo de Cangrejos del pasado; la segunda, el Santurce actual lleno de luces de neón, turistas, baile y demás características de la vida nocturna; y la tercera, la cual se podría describir como una transgresión entre el mundo terrenal y el de aquellos que se encuentran en otro plano.

 

La jardinera encargada de cuidar de este árbol lo fue María Zamparelli, cuestión de no cosechar fruta inmadura, se dio a la tarea de editar cada uno de estos cuentos y darles orden lógico. 

 

La savia que recorre los adentros de esta planta es una amalgama entre los recuerdos de los que vivieron una Placita de ambiente familiar, un poco más rural, donde conseguían sus abarrotes. La emoción de los que ven en ella un centro de jangueo lleno de luces de neón, música y turismo, y otros que luchan por que este sea, al menos en parte, un lugar de intercambio cultural y cooperativismo.

 

Pero, adentrémonos un poco en el texto. ¿Dónde ha visto usted el espíritu de un cómico e irreverente Luis Palés Matos que se encuentra como el Ave María (entre todas las mujeres), en un cándido debate acerca de la libertad entre Julia de Burgos y Sarah Gaetan, aquella mujer quien fuera “la longeva directora de la Central High School”?

 

Nada queda excluido de este texto. El pasado y el presente se fusionan en estos cuentos. Los que se van de la isla y los que vuelven sea en cuerpo o en espíritu, también tienen su espacio. Leyendas, amuletos, el sincretismo, los indocumentados, los deambulantes, la IUPI y las trabajadoras de la noche hacen acto de presencia en estas letras. Las escapadas a Santurce desde otros puntos cardinales del archipiélago. El apoyo a lo local, nuestra cultura, el arte y la complicidad de los placeros para con este fin es un tema central y recurrente. Se aprecia también el encuentro entre distintas generaciones, su entendimiento mutuo, y en ocasiones, su desentendimiento con la modernidad ya que como dicen algunos “todo tiempo pasado fue mejor”. Las sirenas de la policía, la algarabía, la música de Raphael, Residente, el reggaetón, la salsa y la guaracha se dejan escuchar entre sus páginas.

 

Hay un Santurce por cada historia, cada lente muestra un ángulo distinto y dinámico de La Placita y las personas que coinciden en ella. Pensándolo mejor este texto es más que un solo árbol, es un huerto lleno de frutas, viandas, vivencias, festejos, carencias, conciencia y sobretodo arte colectivo. Échenle un vistazo, les aseguro que lo leerán de una sentada.