Nutrición y descolonización

Fogón Caribeño
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Si algo necesita Puerto Rico en términos de salud pública es una revolución de la nutrición. Parte de nuestra historia colonial ha sido una de imposición de hábitos alimenticios y nutritivos que han redundado en enfermedades y condiciones de salud padecidas por gran parte de la población. Los niveles de diabetes, enfermedades cardiacas, y cánceres en Puerto Rico son altísimos, y ello está directamente relacionado con la forma en que comemos (también hay otros factores como la contaminación ambiental y el estrés, por ejemplo).

Con una ristra de ‘restaurantes’ de comida rápida como Mc’Donalds, KFC, Burger King, entre otros, en cada esquina de Puerto Rico, donde por menos de cinco dólares te llenas el estomágo (con veneno claro esta, pero con mucho sabor/sal) las calles de este territorio-país casi te exigen a parar y comer lo que los estadounidenses llaman comida basura o ‘junk food’. Sumémosle a esto el hecho de que en la mayoría de las casas lo que se como es comida enlatada, inundada de conservantes, sal y químicos, para poder conservar un alimento que ya esta viejo y quien sabe cuantos meses o años lleva ahí dentro.

 

La azúcar a sido la maldición del Caribe, pues la misma significó esclavitud y explotación a los trabajadores, pero también una de las substancias que mas daño hace y que mas diabéticos produce. La pobreza/explotación extrema obligaba a muchos a comer cana, pues es lo que había y la azúcar blanca, la ‘refinada’, es muy barata además de ‘rica’ en su dulzura, pero esto trae consigo un efecto muy dañino en la salud de muchos de generación en generación.

La lista de alimentos que tienen efectos nocivos al cuerpo y que son centrales en la comida ‘boricua’ son muchos. Si estudiamos la historia de cómo estos alimentos llegaron al territorio-país y cómo se convirtieron en dominantes en nuestra alimentación, descubriremos que mucho está relacionado a la dominación y los intereses de unos pocos. La descolonización y la liberación también pasan por la boca y el estómago. Menos lata y más comida fresca, menos químicos y más comida de verdad, de ‘a verdura’.