(San Juan, 12:00 p.m.) El discrimen en Puerto Rico es tan evidente, que hasta en la muerte este no deja de ser desigual. En esta medida, ayer fueron asesinados dos hombre, uno de 23 años identificado como Pedro Angel Dueño Pérez, el otro de 33 años, no fue identificado. Venían del Centro Judicial de Guayama, ambos eran residentes de San Juan. Fueron emboscados por cuatro sicarios, quienes en medio del expreso 53, y a plena luz del día, los emboscaron y asesinaron.
Lo patético de todo, es que la muerte es tan discriminatoria, que lo que recoge el sentir del pueblo y los sistemas mediáticos, es el video que tomaron unas personas que por allí pasaban. Pero reclamar la vida, la identidad de los asesinados, y encontrar de forma inmediata a esos cuatro sicarios, es un asunto secundario. El secretario de seguridad, Alexis Torres, así como el comisionado de la policía, Antonio López, ambos argumentaron que están “trabajando su plan”, y que ellos no pueden detener los asesinatos por acecho.
Es momento que la ciudadanía, unido a todos las otras organizaciones que luchan contra la violencia, sea de género o interpersonal, entren a crear conciencia de un repudio total a las masacres y asesinatos callejeros. Si el estado no puede garantizar la vida de las personas, y mientras la muerte discrimina tanto, se hace oportuno que el pueblo se organice para defenderse. Lo sucedido ayer en Guayama, es totalmente intolerable.
Es momento de salir a la calle a defendernos. Es momento de garantizar que se termine con la violencia indiscriminada, que de ordinario discrimina en la muerte en contra de los más vulnerables: hombres jóvenes, mujeres, y personas de adultas mayores. Es momento de actuar en defensa de la vida.