No time to die o la importancia cultural de llamarse Bond, James Bond

Cine caribe

Nunca le había llorado tanto a un hombre que no fuera mi padre, Emiliano, al momento de su muerte.  Por lo tanto, ver la película del agente de espionaje imperial más reconocido en la humanidad en los pasados 60 años, llega a un punto de transformación, que no se había vivido antes.

No time to die (Dir. Cary Joji Fukunaga,  EE.UU./Inglaterra, 2021) nos plantea la última puesta en escena sobre la vida de Bond, Jame Bond.   Basada la película en el personaje desarrollado por el escritor Ian Flemming, cuyo trabajo se inmortalizó  en 25 películas, la última de la serie, es la despedida a un actor que cambió el curso de la franquicia de cine más lucrativa e importante de la humanidad.  Por lo tanto, No time to die, es la despedida del actor Daniel Craig, quien dejó maltrecho y superados a todos los que antes que él interpretaron a Bond.

Esta historia es la secuencia lógica de la oferta anterior titulada Spectre (Dir. Sam Mendes, EE.UU./Inglaterra, 2015).  Allí se había introducido el personaje de Ernst Stavro Blofeld (Christoph Waltz), quien tiene como tantos otros una conspiración contra la humanidad.  No obstante, en No time to die, surge otro personaje, otra conspiración y uno se queda en una pieza, viendo a Bond, luchando por su familia.  Un Bond tierno, un Bond más humano.

Ahora bien, que nadie se llame a engaño. Bond, James Bond, es un agente de la inteligencia policiaca del gobierno inglés.  Es parte del moribundo imperio británico.  Por lo tanto, tan imperialista como Trump, Biden, o Lincoln.  Nada que ver o ser seducido por su ternura imperial. La película, a fin de cuenta, trata sobre como los británicos y los americanos, por vía de sus agencias de seguridad, intentan controlar el mundo.

Pues bien, y sin contarle el final, esta película es la despedida del personaje de James Bond personificado por Daniel Craig.  Gracias a éste, la franquicia continuó creciendo. Le dio mucha estabilidad a los intereses económicos de la familia Flemming, y sobre todo, al control que ejerce EON Productions, de Barbara Broccoli. 

Por lo que ya veremos lo que pasa. Mientras, sigo llorando la partida de Bond, James Bond.  El agente imperial que es “simpático” a todo el mundo, independientemente que usted sea víctima del imperio. La ve como entretenimiento.