Reto espacial para Washington, la condición colonial de Puerto Rico

Economia Solidaria

(San Juan, 10:00 a.m.) Estados Unidos tiene un reto científico en Puerto Rico con el reclamo de reconstrucción y restablecimiento del radiotelescopio de Arecibo y ponerse a la par o superar a China con su Radiotelescopio Esférico de Apertura de 500 Metros (FAST, siglas en inglés), que la potencia asiática lo considera su “ojo en el cielo”.

Máxime, cuando el dominio del espacio se ha convertido, no únicamente en un reto científico, sino en el nuevo “teatro de guerra” entre Rusia, China y Estados Unidos.

El FAST tiene medio kilómetro de diámetro, con lo cual supera los 305 metros de diámetro del radiotelescopio de Arecibo, antes de su colapso hace un año, que era el más grande de su categoría antes de que el FAST comenzara a funcionar.

El radiotelescopio de Arecibo todavía sigue dando frutos en la ciencia, aún después de su desplome, con un estudio publicado este año sobre un mapa trazado por los instrumentos radiotelescópicos desde allí antes de que colapsaran de los relámpagos en la Isla y cómo afectan las comunicaciones locales.

El estudio es único en su tipo y por primera vez revela cómo los relámpagos impactan en la ionosfera, o lo que se conoce como el borde del espacio.

En ;el se analizan cómo las erupciones solares y las tormentas eléctricas que se generan en la Tierra impactan en la ionosfera del planeta de maneras que no habían sido observadas hasta ahora.

En la historia del radiotelescopio de Arecibo constan grandes aportes a la astronomía y a la ciencia en general, como lo fue en 1965 el descubrimiento a través de lo que fue su radar cósmico de que Mercurio tarda 59 días terrestres en rotar alrededor de su propio eje. Antes se creía que rotaba en 88 días.

Es también notorio como parte de la historia del radiotelescopio de Arecibo que el Premio Nobel de la Física recayó en Joseph Taylor y Russell Hulse, por su descubrimiento de un púlsar, investigación que iniciaron en el radar de Arecibo en 1974. Las medidas de tiempo de llegada de los pulsos son constantemente registradas desde el radiotelescopio de Arecibo.

Otro de sus grandes aportes fue el descubrimiento en 1992 de un nuevo planeta en otro sistema planetario.

Por otro lado, las primeras imágenes de radar de Marte se obtuvieron al usar una técnica desarrollada en Arecibo.

Igualmente, en 1998, el radar de Arecibo pudo detectar el satélite SOHO, del que se había perdido contacto, lo que ayudó a restablecer contacto con la nave. Desde Arecibo se observó la carencia de agua congelada en la luna y que un asteroide cercano no era un peligro para la Tierra, a la vez que su observación dio claves sobre la formación y propiedades de los asteroides.

Desde este radiotelescopio se han detectado cometas, se han hecho importantes observaciones científicas sobre el hidrógeno neutro, las moléculas en estrellas y galaxias y de púlsares, que han resultado en publicaciones de alto valor científico.

Empero, ahora ha sustituido al radiotelescopio de Arecibo, el FAST de China, el cual comenzó a gestarse en la década de los 90 del siglo pasado. En 2016 realizó sus primeras pruebas operativas, y en un reciente anuncio través de la agencia oficial Xinhua, el gobierno chino informó que a partir de ahora ya está completamente funcional y disponible para los astrónomos de todo el mundo.

Sus creadores esperan que las señales que capte el radiotelescopio sirvan para develar misterios relacionados con el origen y la evolución del universo.

Sus tareas estarán relacionadas con la búsqueda de ondas gravitaciones, sondeos de materia oscura e incluso la posible existencia de señales provenientes de civilizaciones extraterrestres.

Uno de los aspectos que más emociona a los científicos es la capacidad que tendrá el FAST de detectar las “ráfagas rápidas de radio” (FRB, por sus siglas en inglés), unos intensos eventos energéticos que duran solo milisegundos.

El origen de las FRB aún es un enigma para los astrónomos, así que cualquier avance en esa materia será muy bien recibido.

Arecibo, Puerto Rico, se ha convertido, pues, en el epicentro de un reto espacial y astronómico ingente para Estados Unidos en su pugna geopolítica con China que ya empieza a dar signos de ir empequeñeciendo la grandeza en todos los ámbitos, económico, científico y militar, que distinguió a la potencia imperial estadounidense.