Joven arquitecta apuesta al diseño biofílico para una mejor calidad educativa

Comunicados de prensa
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

Convencida de que la arquitectura guarda una relación entrañable con los miembros de cualquier sociedad civilizada, la joven Jomarly Cruz Galarza se ha entregado en cuerpo y alma a esa certeza a través del proyecto con el que en este año culminó su maestría en la Escuela de Arquitectura del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR). 

“Más allá del huerto, la biofilia aplicada al diseño arquitectónico de escuelas” es el título de esa tesis en la que Jomarly postula la necesidad apremiante de entender los factores que han afectado a estudiantes de escuelas elementales y superiores de Puerto Rico debido al deterioro de las estructuras, la falta de planificación, los huracanes, los terremotos y, muy especialmente, la pandemia que aún estamos enfrentando. 

Dicho proyecto le mereció recientemente el reconocimiento del galardón anual Architecture Master Prize (AMP) 2021, en dos de las categorías:  Landscape Architecture Education y Landscape Architecture. El AMP es un premio de arquitectura global que reconoce la excelencia en el diseño, realizado por estudiantes, en todo el mundo. El premio celebra la creatividad y la innovación en arquitectura, diseño de interiores, arquitectura paisajista, diseño de productos arquitectónicos y fotografía arquitectónica.  

De forma genérica, el diseño biofílico que presenta Cruz Galarza en su proyecto se ocupa de la incorporación de elementos de la naturaleza en espacios urbanos o interiores con el objetivo de ayudar a que las personas se sientan mejor y conecten nuevamente con el espacio. 

“Sin duda alguna la experiencia educativa de nuestros niños y adolescentes ha empeorado significativamente, sobre todo en el sistema público”, asevera la joven arquitecta. “Es urgente ver de qué manera se integra la naturaleza a la arquitectura escolar para crear espacios que contribuyan a hacer del aprendizaje una experiencia más plena en todos los sentidos. Debemos formar a estudiantes que desde temprana edad estén en contacto con su entorno y fomentar su curiosidad y sentido de responsabilidad con el medio ambiente”.  

Para Jomarly, no es utópico lugar esto ya que las estructuras existen y solo hace falta una buena dosis de visión y voluntad gubernamental para viabilizar esa transformación tan necesaria.                            

“El diseño biofílico atiende nuestra reconexión con la naturaleza”, asevera. “Podemos intervenir estructuras ya existentes, como escuelas, por ejemplo, en las se diseñen espacios en los que los niños se sientan seducidos por interactuar con los espacios de esa escuela, especialmente los que más en contacto están con la naturaleza a través de ventilación, uso de la luz natural, el agua, la creación de huertos escolares… todo ello pensado desde la arquitectura, más ahora por la manera como la pandemia ha incidido en nuestras vidas”.  

Jomarly descubrió la arquitectura ya en escuela superior, al tomar una clase en el Colegio Adianez, en Guaynabo, una mirada introductoria al mundo de la arquitectura, las obras icónicas alrededor del mundo y, sobre todo, como esa disciplina tiene una pertinencia inmensa en la cotidianidad de nuestras vidas.  

Luego de haber ingresado a la IUPI a través de la Facultad de Ciencias Naturales, en el 2016 Jomarly se dio cuenta de que su verdadera vocación no iba por ahí. Evocó su lado por Adianez y dio el salto a la Escuela de Arquitectura, donde en obtuvo su bachillerato en Diseño Ambiental en el 2020. De inmediato --y en medio de la pandemia— comenzó su maestría de manera virtual y la culminó en mayo pasado.  

“Más allá del huerto, la biofilia aplicada al diseño arquitectónico de escuelas” es el fruto de ese esfuerzo.