Navidad con tonos grises

Caribe Hoy

La época de navidad supone ser una de alegría y regocijo para muchos.  Sin embargo, esta misma época está asociada con tonos de grises para muchos otros.  Estos tonos grises y sombras vienen muchas veces acompañados con tristeza, soledad y depresión. Esos tonos se pintan por muchas razones desde enfermedades o expectativas sociales. Por ejemplo, la sociedad consumista presiona para que hagamos intercambios de regalos.  Si nuestra capacidad económica es limitada, esa presión externa, puede provocar ansiedad por no poder cumplir las expectativas para las cuales el consumismo nos ha programado.

Por otra parte, el clima y la naturaleza puede provocar que tengamos que recurrir al aislamiento. En Puerto Rico, diciembre puede ser una época lluviosa y en Norte América una sumamente fría que obliga al encierro.  El clima puede de por sí, traer distanciamiento.  A la situación atmosférica, tenemos que sumar que, por segundo año consecutivo el Covid-19 y su variante ómicron obliga a toda la población de la isla a encerrarse y limitar la interacción social durante Navidad.  Estas limitaciones atmosféricas y pandémicas pueden tener el efecto de provocar que esos tonos de grises aumenten, particularmente entre las personas que viven solas. El término “huérfano o huérfana navideño” se ha acuñado para nombrar el sentimiento de soledad y aislamiento por no poder compartir con familiares y amigos durante la navidad.

Entonces, ¿qué cosas podemos hacer para minimizar este sentimiento de orfandad, ansiedad, soledad, encierro y depresión? Lo primero que debemos hacer es mantener una buena salud física. Ello incluye hacer ejercicio, dormir adecuadamente y mantener una dieta balanceada.  Otra técnica para minimizar este sentimiento de orfandad es buscar apoyo.  Es importante, que, de sentir síntomas de ansiedad, soledad y depresión, uno busque apoyo en grupos terapéuticos, en consejeros espirituales o emocionales u otros grupos afines.

Otra técnica que hay que poner en práctica es la de crearse estructuras y rutinas. La creación de estructuras y rutinas es como ponerse un salvavidas en un barco, ello da un sentido de organización y propósito.  En la época navideña y con el Covid, esta rutina puede incluir hacer actividades al aire libre, caminatas, visitar bosques, museos o alguna exposición de arte, ir a servicios religiosos o conciertos al aire libre.  Todo ello tomando las medidas salubristas para uno cuidarse y minimizar los contagios. Otras actividades que podemos utilizar para darnos estructura son, en nuestras casas poner música alegre y mover el esqueleto, o cantar en voz alta, aunque sea desentonado.  Eso produce que las energías se muevan y se renueven.  También ver películas que nos inspiren y nos alegren, ninguna de temas oscuros ni de tristeza porque eso es precisamente lo que se busca evitar. Bailar, cantar y reír nos produce que liberemos endorfinas. Eso nos hace sentir más felices.  Para reír puedes simplemente mirarte al espejo y sonreírte, decirte lo hermoso que eres y piropearte.  También te puedes obligar a tirar una carcajada y volverlo a ver.  Ese ejercicio te puede llevar a un brote de risas que te libera de tus malestares y produce alegría. Te reto a intentarlo.

Otra herramienta importante esta época es conectarse con la propia espiritualidad y con esa luz creadora que todos tenemos dentro.  Ello indistinto de si se practica una religión o no.  Lo cierto es que somos seres de luz.  Por ello debemos afirmar, declarar y reclamar, de forma enfática, que se haga la luz en nuestras vidas. Si pedimos luz, esta nos llegará. Tenemos el poder de crear con nuestras palabras nuestro entorno y nuestra realidad. Sabiendo esto, es importante ser conscientes de lo que decimos, pedimos y hablamos.

En esta época, a pesar de que pueda ser una con tonos grises donde se sienta la soledad, también es un alta en la energía de dar y servir.  Es con esa energía que uno debe conectarse para realzar esa luz interior.  No hablo de dar y servir desde una forma materialista sino desde un pensamiento espiritual.  Y el primer pensamiento espiritual debe ser desde nuestro propio corazón para nosotros mismos.  Esto se puede lograr meditando con conciencia. También se puede servir dando tiempo en algún voluntariado que apoye a personas menos afortunadas que uno.  De ese modo uno no solo ejerce compasión, sino que también experimenta la gratitud de servir.

La época navideña tiene sus grises, pero también tiene luces y brillos.  Lo importante es que hagamos el esfuerzo consciente de localizar y conectarnos con la energía positiva que esta época ofrece, en vez enfocarnos en las sombras y los grises que también están latentes en esta época.  A todos mis deseos de que realcen su luz, reciban bendiciones y permanezcan en salud. Feliz navidad y próspero año nuevo.