126 años de la bandera Monoestrellada

Cultura

(San Juan, 12:00 p.m.) El pasado miércoles, 22 de diciembre de 2021, se conmemoró el 126to. aniversario de la adopción como bandera puertorriqueña del pabellón cubano con sus colores invertidos.

El 22 de diciembre de 1895 la Sección Puerto Rico del Partido Revolucionario Cubano, con la presencia de cincuenta y nueve de sus miembros y sin oposición, adoptó en el Chimney Cerner Hall de Manhattan la bandera concebida por el manatieño Antonio Vélez Alvarado tres años antes, a mediados de 1892.

Notificado que fuera el Dr. Betances, creador de la enseña de la Revolución de 1868 de la determinación de la Sección Puerto Rico, con total desprendimiento patriótico y revolucionario consignó que: "Lo principal es conseguir la independencia, después cualquier trapo servirá de bandera". Ante la magnanimidad del Padre de la Patria, Pachín Marín compuso su célebre soneto EL TRAPO que concluye con estos tercetos de cría:
"con fe gigante y singular arrojo
láncese al campo del honor fecundo,
tome un lienzo, al azar, pálido o rojo,
y, al teñirlo con su sangre el iracundo
verá cambiarse el mísero despojo
en un trapo que asombre a todo el mundo".

Si bien la bandera betancina del Grito de Lares compendiaba  elementos de enseñas antillanas (las franjas azul y roja de la haitiana, la cruz blanca de la dominicana) y la de Vélez Alvarado invertía los tintes del pabellón cubano, ambos comparten una misma luz: la estrella de cinco puntas.

Ese símbolo que coheredan el estandarte de Narciso López de 1850 y la Monoestrellada adoptada en 1895, se inspiró en el pendón de la República de Texas que, a su vez, calcó el lábaro chileno creado por José Ignacio Zenteno en 1817 casi sin enmiendas. 

La enseña que ideó el Dr. Betances asumió el pentagrama en reconocimiento a la ayuda prometida por la república sudamericana del Pacífico para la causa de la independencia borinqueña a través de Benjamín Vicuña Mackenna y por la acendrada persuasión masónica del galeno abolicionista y libertador ya que, para su fraternidad, la estrella de cinco puntas simboliza la fuerza, la belleza, la sabiduría, la virtud y la caridad del maestro constructor.

Así pues, los dos estandartes de la patria están ennoblecidos por un mismo elemento que se origina de la "Estrella de Arauco" símbolo mapuche de Venus en el azul crepuscular o en el silencio de la noche, que en idioma mapudungun, se designa Wünelfe y se representa como un octograma, es decir, un asterisco inscrito en una estrella. Es el emblema de la luz en la majestad del cielo, de la primacía del canelo, el árbol sagrado de la patria de los tokis y resumen de la cosmovisión de paz, armonía y libertad que motivó a ese valiente y empecinado pueblo a luchar contra España en la Guerra del Arauco por espacio de 236 años (1536-1772) hasta despertar el asombro de la Europa Imperial.

Ese amor invariable, abnegado y tenaz que nos llega de tan lejos en el tiempo y la geografía del mundo material y pero no del espíritu, unifica y exalta las gestas de Betances, de Vélez Alvarado y de este pueblo que por siglos forcejea fuerte e incansable por el reconocimiento de su derecho imprescriptible a la libertad y a la justicia.

Este miércoles 22 de diciembre tenemos mucho que recordar, mucho que conmemorar, mucho que reflexionar y muchos caminos que reemprender si es que queremos estar a la altura de los ideales de los que cimentaron en la luz de la estrella de nuestras banderas, el camino a la grandeza y la excelsitud de la nación puertorriqueña.