Por antonomasia

Política

Si lo que a continuación se expondrá sucede, Puerto Rico irá inevitablemente rumbo a desastre. La contienda electoral por el cargo a gobernador definitivamente sigue teniendo dos protagonistas, los tradicionales, los candidatos del PNP y del PPD, respectivamente. Luis Fortuño no debería tener oportunidad alguna para revalidar como gobernador de Puerto Rico luego de cuatro años de actuaciones erráticas. Sin embargo, creo que lo que mucha gente piensa es lo contrario. Alejandro García Padilla, hasta ahora, no se ha mostrado como un verdadero competidor, como un verdadero oponente. Sus apariciones políticas han sido del todo vacías y su personalidad no tiene la presencia mediática que otros de su partido han tenido en el pasado.

Lo que tradicionalmente ha sido llamado como voto de castigo, es decir, aquel voto que se da a un candidato para castigar a otro, en estas elecciones venideras no creo que funcionará como lo ha hecho en los últimos 30 o 40 años. Era notorio que muchos independentistas, sobre todo los del PIP, para castigar a gobiernos del PNP, en el pasado otorgaban sus votos al PPD. Sin embargo, ahora el panorama es distinto. Al haber no sólo tres opciones sino seis, aquellos votos que pudiera pensarse que se otorgarían al PPD para castigar al PNP se diluirán entre las otras opciones, tales como PPR, PPT y MUS. Esta dispersión a la que se ha hecho mención no deberá afectar al PNP sino más bien al PPD. Antes de votar por Alejandro García Padilla, mucha gente asumirá la postura de que ya es tiempo de optar por otras alternativas electorales. Entre esta gente no habrá muchos partidarios del PNP y sí habrá muchos que pudieron haberle dado el voto al PPD, pero dada la condición decrépita del candidato Alejandro García Padilla y, de hecho, dada la situación de que García Padilla y Fortuño en el fondo no piensan tan distinto sobre aquello que el gobierno de Puerto Rico debe ser, estos últimos votos se repartirán entre las diversas opciones electorales.

Tomando en cuenta lo anterior, el PNP, aunque posee un candidato fatídico, podría ganar la gobernación frente al PPD, de cuyo candidato mayormente se ha visto propaganda quejándose de las mentiras que sobre él recaen, pero no ha propuesto nada significativo, como era de esperarse. En fin, aparte del PIP, tanto el PPR como el PPT y el MUS, provocarán que los votos se desparramen (lo cual no debe tenerse como una desgracia) y ello producirá probablemente una derrota del PPD y la victoria de Luis Fortuño por antonomasia o como se diría coloquialmente: por default.

Lo anterior, si ocurre como tal, demostraría una vez más la falta de posibilidades políticas que en Puerto Rico ha sido característica. Demostrará la necesidad de un frente amplio que pueda representar las verdaderas fuerzas de cambios a favor de los menos favorecidos a nivel social general. Demostrará que hace falta que la política se siga pensando no como un ejercicio de los sectores ricos y poderosos sino como una gama diversa de acciones organizadas por parte de sectores populares, es decir, aquellos sobre los cuales se han ejercido poder a través de maquinarias totalitarias y aplastantes.

Nuevamente: quisiera que este análisis no concuerde con lo que sucederá. Ojalá que me equivoque. Pero, si no, entonces emergerá otra vez la vieja e insatisfecha necesidad. Seguirán haciendo falta movimientos que de maneras transversales orquesten propuestas y respuestas que desafíen los monopolios del poder por parte de la minoría de los sectores que en Puerto Rico han protagonizado la cuestión político-partidista.