Si tu hermano(a) fue despedido por Fortuño

Política

Como Carlos y Lilly, lo recuerdo como hoy. El 25 de septiembre se cumplen tres años desde que recibí la carta firmada por Yesef Cordero, Secretario de la Vivienda, donde fui despedido por la catastrófica Ley 7 de la Administración de Fortuño. Justo antes, acababa de nacer Diego Esteban, mi hijo más pequeño y estábamos listos para comprar un nuevo hogar. Fuimos sacrificados en vano y viciosamente. Esta Ley no resolvió el déficit gubernamental, no nos salvó la devaluación de los bonos, y profundizó dramáticamente los estragos de la crisis económica mundial en Puerto Rico. Peor aún, tuvo un efecto siniestro para miles de familias afectadas directamente empobreciendo drásticamente su calidad de vida. Profesionales responsables y comprometidos con el servicio público, que como yo, fuimos penalizados injustamente. El sueño boricua de estudiar, fajarse, y trabajar dando lo mejor de si, fue tronchado de súbito. El empeño, compromiso y dedicación no resultan en un mejor porvenir.

Es muy difícil vivir en Puerto Rico sin conocer un padre o madre de familia afectada por la Ley 7, quizás un hermano, primo, familiar, vecino, excompañero de escuela o meramente un conocido. Peor aún, las promesas de ayudas a los despedidos fueron solo una cortina de humo para beneficiar a los amigos del gobernador. Muy pocos realmente se beneficiaron de estas asistencias. Ni el sector privado ni el sector sin fines de lucro pudo proveer los empleos que hacen falta.

Nuestros ahorros desaparecieron, las deudas aumentan exponencialmente, el crédito se afectó y el dinero no entra al hogar. El Sistema de Retiro aún sigue dilatando la liquidación de las aportaciones y ya ni siquiera estamos en las estadísticas del desempleo pues nuestro beneficio acabó. Nada de esto por falta de gestiones, capacidad o buena actitud para afrontar la crisis. Una cosa es cierta, los despedidos por la Ley 7 no necesitamos dádivas, necesitamos trabajo y la oportunidad de aportar económicamente a nuestra sociedad. Es realmente desmoralizante cuando se ve que el gobierno está atropelladamente atornillando a los seguidores de la administración.

En su tercer aniversario de este nefasto evento, quiero hacer una exhortación para su conmemoración. Piénsalo bien, reflexiona y vota con tu conciencia. No apoyes una administración que pisotea a tu gente. Contribuye a que Puerto Rico comience su proceso de recuperación y aspiremos a tener una sociedad próspera, solidaria y de vanguardia.

A través de estos meses he apoyado a un grupo de hombres y mujeres íntegros dispuestos a convertirse en servidores públicos electos. Gente como Roxana López, Tato Rivera Santana, Carmen Yulín, Eduardo Bhatia, y Charlie Hernández han demostrado su compromiso con trabajar en consenso para sacar a nuestra isla de este atolladero. En un mundo ideal, Rafael Bernabe sería el Gobernador de Puerto Rico y tendríamos a nuestro primer comisionado residente negro. No vivimos en un mundo ideal, de hecho vivimos en las peores condiciones desde hace muchas décadas. Por eso ya decidí votar por Alejandro García Padilla y por Rafael Cox Alomar. A pesar de las diferencias en algunos asuntos, son nuestra única oportunidad de redirigir el rumbo de Puerto Rico. Espero que cumplan sus promesas y hagan justicia al pueblo trabajador.