“Cuando recordar no pueda,
¿dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar”.
Antonio Machado
“Vestido de polvo
papá busca su juguete preferido
en ese cuarto revuelto por fantasmas”.
Alejandra Torres García
“Guinda la penumbra
inaudible mirada
ciega de qué bermellón el flamboyán
a la lejanía de los bajos decibeles
lenta como la longevidad”.
Astrid Lander
Cuando era pequeña, tendida sobre la hierba, contemplaba el vuelo de las golondrinas… Me quedaba extasiada con la configuración del vuelo, la estampa entre las ramas de los árboles y la aventura del revoloteo. Mi padre se acercaba y me susurraba al oído: “el vuelo de las golondrinas está en tu cabeza”.
Esta imagen la retomé la primera vez que mi padre desapareció de la casa… Recorrimos nuestro campo de Carolina, buscando su rastro. Encontramos su vehículo estacionado en un paraje abandonado y lo encontramos a él desorientado. Reconoció a mi madre y comenzó a llorar…
Rememoré el vuelo de las golondrinas y emprendimos nuestra historia con la enfermedad de Alzheimer…
Alza vuelo El silencio del olvido…
El silencio del olvido. Antología literaria sobre el Alzheimer (Editorial Areté Boricua, 2022) reúne 19 voces. Creaciones literarias que nos cuentan a flor de piel el vínculo con la enfermedad. Como señala Conrado Zepeda, en las palabras preliminares: “¿Qué piensa, qué siente, qué desea, qué busca, a dónde va, qué necesita una persona con Alzheimer?”. (pág. 13)
Según la Asociación de Alzheimer, “1 de 3 personas mayores muere con Alzheimer u otra demencia. Mata a más personas que el cáncer de mama y el cáncer de próstata combinados” (Organización de Alzheimer [OA], 2022). Estas estadísticas y la muerte de mi padre me encauzaron a preguntarme tantas cosas sobre esta enfermedad y la necesidad de explorar y visibilizar las experiencias de otros al respecto. De esta forma, nos acercamos a múltiples voces nacionales e internacionales para desarrollar la antología desde una perspectiva literaria.
En este proceso de preparar el libro he revivido la relación con mi padre, pero sobre todo su mirada. En sus ojos perdidos, juraba que su presente era la eternidad. Él preguntaba por su madre fallecida hacía más de 20 años y aclamaba por el tiempo vivido, pero perdido en su estación. Estampa retratada por Marioantonio Rosa en el poema “El diario de Cecilia Gómez”:
¿Sabes dónde estoy y cómo vivo?
Solo entiendo esta quietud del oído,
Mientras orbitan las cosas, el techo color de sal
Como si un cuerpo comenzara a lloverse contra mí
y dejara ese niebla con sus brazos abiertos,
susurrando mi nombre. ¿Dónde estoy? (pág.20)
La memoria y el tiempo me susurran al oído sin posibilidad. Esta atadura desgarra el poder de la contemplación y penetra en mi presente. ¿Cómo navegamos en tiempo presente y nuestra memoria permanece en el pasado? De esta manera, como un zumbador, se alberga en mi tímpano la perspectiva sonora manifestada por Yasmarie Hernández en el escrito titulado “Lo sutil del olvido”: “¡Tic, toc, tic, toc! / Ruge sutilmente el olvido”. (pág.34)
La mirada de mi padre estaba aferrada en el tiempo pasado y esta me soterró en la indagación del presente o en la visión del futuro: ¿Cómo manejamos la cotidianidad con las personas que sufren Alzheimer? ¿Estamos preparados como sociedad para afrontar esta enfermedad y otras demencias? ¿Cómo construimos la brújula del tiempo?
El vuelo de la memoria tiene su propio espejo. Para muchas familias constituye la desaparición y la nueva representación de un ser que late en cada suspiro. Un cuerpo que respira en un espacio disperso cognitivamente. Tania Anaid Ramos González, AZULA, nos extiende las alas de este revoloteo:
La dejé volar
y se alejó de mi ventana;
sus alas batían mis suspiros
hasta desaparecerlos. (pág.39)
La desmemoria de mi padre me dejó una estela indisoluble, pero la afrenta de la enfermedad no marchitó su oído musical… Una noche después de la amputación de sus piernas, escuchó lejanamente el instrumento musical que lo encadenaba a la vida, el cuatro. Él reconoció la melodía y en su imaginario nos ofreció un danzón. El poder de la música lo arrastraba a otras latitudes. En este punto, me enmudecen los versos de Rocío Cardoso, “Vacío rebelde: “el misterio es nostalgia / palpitando el paisaje / mientras su vida / se apaga en amaneceres”. (pág.23)
Al finalizar de tocar la pieza imaginaria, su rostro resplandeció y nos dejó una sentencia: “El tiempo no me arrebatará la música”. Lloré toda la noche y el vuelo de las golondrinas comenzó el cántico infinito. Esta estela o sacudida de la ausencia, la revivo en el poema “Desamparo” de la escritora Sandra Santana:
Entre la vid y la muerte se fragua, a veces, el espacio aterrador de la nada
Busca su lugar. Se aloja en la mirada alerta y la torna perdida.
Nace el desamparo, el miedo, la fragilidad, la angustia.
A la mitad del camino entre lo cierto y lo incierto
El vacío da lugar a la tristeza y a la soledad lastimera. (pág.55)
Recientemente, otras golondrinas levantaron vuelo… Mi tía querida se comenzó a ausentar. Dejó de visitar a mi madre y a alejarse de la familia. Descubrimos su encierro y la pérdida de la memoria. Funestamente, a penas nos reconocía y preguntaba por sus muertos… Verla, descubrirla, fue un golpe al corazón de los recuerdos. Mi tía, la que no faltaba a mis cumpleaños… La mujer rebelde de la familia que me hablaba de la fuerza femenina… Mi tía, la que no me regalaba muñecas.
¿Cómo se reconstruye el corazón desde la desmemoria? ¿Cómo hablamos en la ausencia? ¿Cómo el silencio del olvido toca y habita en nuestras vidas? ¿El estado de quietud es posible? Suspiro profundamente los estadios de la ausencia y la presencia con las palabras de la poeta dominicana, Vielka Solano y el carácter de la apacibilidad en un piélago de olvido:
Afuera
el mundo corre
yo estoy quieta
pero mis pensamientos no
prefiero no moverme
me aterra salir y ver los pasos
en todas las direcciones
se cansarán de correr
yo ni siquiera pienso
en mover mis pies confundidos
tras la confusión de mi existencia
prefiero quedarme quieta. (pág.59)
¿Cuántos de nosotros sufrimos el silencio del olvido? ¿Tocaremos las puertas del olvido? ¿Nos rescatará el espejo de nuestra memoria?
La Asociación de Alzheimer, expone que “en el 2020, el COVID contribuyó a un aumento de 17% en muertes de Alzheimer y demencia” (OA, 2022). ¿Qué hacemos con estas cifras? ¿Cómo tratamos o manejamos con la salud del pueblo? El silencio del olvido hurga otra mirada…
Entregamos nuestra voluntad por recorrer la diversidad de voces literarias sobre el tema del Alzheimer. Por cada lectura de esta antología prodigamos un abrazo solidario a cuidadores, a familiares, al personal médico y de apoyo. Por cada palabra, nos ceñimos al vuelo alto de la paciencia, la empatía, la compasión y el compromiso con nuestros familiares.
En cada alborada regreso al vuelo de las golondrinas que mariposea en mis ensueños incesantemente…
P.D. […] nado entre las miradas llenas de pesadumbre
que me reclaman el regreso,
un retorno que nunca ocurrirá;
escucho todo,
ahora hablan de una madre perdida,
sonrío, ellos sonríen unas sonrisas frías que rodean
eso que ahora no soy;
no sé quiénes son ellos,
todo este devenir me confunde;
son extraños la casa, las gentes, las esquinas, los sueños y los días…
Amarilis Vázquez
Participantes:
Conrado Zepeda Pallares, México
Rocío Cardoso, Uruguay
María Amelia Dinova, Argentina
Astrid Lander, Venezuela
Vielka Solano, República Dominicana
Alejandra Torres Galán, México
Puerto Rico
Yasmarie Hernández González
Astrid Guerra
Tania Anaid Ramos González, Azula
Ricardo Rodríguez Santos
Judy Ann Seda
Marioantonio Rosa
Sandra Santana
Edgardo J. Colón Sepúlveda
Wandysel Torres Galán
Carlos Canales Cintrón
Walberto Vázquez Pagán
Amarilis Vázquez Rivera
Biografía:
Alzheimer’s Association (2022). Informe de datos y cifras de Alzheimer. Recuperado de