Mi madre, una mujer dominicana se crió en el barrio Palmas, sector Palmarito de Salcedo, en la República Dominicana. Fue una mujer que creció en la pobreza, en el seno de una familia con deseo de superación y progreso. La embarcaron apenas a los 13 años, a vivir con los misioneros en la capital, Santo Domingo. Así las cosas, mi madre estudió para ser enfermera graduada, y luego a la boda con mi padre, continuó evolucionando y se marcharon de la República Dominicana y eventualmente llegaron a Puerto Rico, donde ha pasado más de 60 años de su vida. Es por nacimiento dominicana, por adopción boricua. Lo que si me acuerda todos los días que lo conversamos, es la condición de ser pobre en la República Dominicana.
Con este cuadro familiar, hay que celebrar la postura del nuevo presidente de dicho país caribeño, Danilo Medina Sánchez, quien acaba de iniciar un programa abarcador para superar por lo pronto en el presente cuatrienio, la condición de pobreza que vive el pueblo dominicano. Ante esto se ha impuesto la tarea de otorgar a sobre 803 mil familias con beneficios de asistencia nutricional y de primeras necesidades hogareñas: gas para cocinar en su hogar. Al momento de redactar este escrito, ya han logrado beneficiar a sobre 750 mil familias. Este dato es importante, pues una de las metas más interesantes que se ha impuesto el nuevo presidente dominicano, quien juramentó hace apenas un mes, es erradicar por fin y para siempre la pobreza en su país.
Bajo el programa Progresando con Solidaridad, el gobierno se propone alterar los números y estadísticas actuales en torno a la pobreza y la estructura de clase en su país. El gobierno pretende sacar de la pobreza extrema a 400 mil familias, elevar a clase media a 1.5 millones de personas, y crear 400 mil nuevos empleos. Es una meta muy importante, que si se logra permitirá que nuestros hermanos dominicanos puedan tener una mejor calidad de vida. De eso trata la apuesta.