El poder de la calle

Política

La oposición haitiana y el gobierno buscan presentar pruebas de adhesión popular. La escalada del costo de la vida y las irrefutables acusaciones de corrupción suman opositores en todas las clases sociales.

Desde mediados de septiembre, cientos -y luego miles- de manifestantes han salido a las calles de Cabo Haitiano, la ciudad más importante del norte del país, y en Cayes, una localidad ubicada en el sur. Al principio protestaban por el alza del precio de los alimentos. Luego, pidieron frenar la corrupción en un ambiente tenso por las acusaciones de malversación de fondos que involucran a Sophia y Olivier Martelly, la esposa y el hijo del presidente Michel Martelly, quienes dirigen dos comisiones presidenciales con poderes ilimitados. En la marcha del 27 de septiembre la multitud gritó hasta el cansancio: ¡Fuera Martelly!

El domingo 30 de septiembre, en Puerto Príncipe, miles de manifestantes que sacudían tarjetas rojas, pidieron la expulsión del Presidente por incumplir sus promesas de campaña. La manifestación fue convocada por Lavalás y otros grupos de oposición, para conmemorar el 21 aniversario del golpe de Estado que derrocó a Jean-Bertrand Aristide, y recorrió las calles de algunos barrios populares de la capital. La marcha se detuvo unas cuadras antes de llegar al Palacio Presidencial debido a la presencia de la policía haitiana y de las fuerzas de las Naciones Unidas (MINUSTHA) que ocupan Haití desde esa intervención militar realizada por Estados Unidos, Canadá, Francia y Chile para derrocar a Aristide.

Diputados, exsenadores y exministros participaron en la manifestación del domingo. Las agencias de prensa internacionales informaron que algunos participantes gritaban: “Nunca más un golpe de Estado. Queremos un Estado democrático en Haití”, y señalaban que “los autores del golpe de Estado están ahora en el poder”.

Aunque recibieron menos publicidad, este mes, también, estudiantes de la universidad de Gonaïves salieron a la calle para demandar a la administración Michel Martelly/Laurent Lamothe la entrega de diplomas, cambios en la organización del centro de estudios y la construcción de una nueva sede para la universidad pública.

La respuesta oficial

El lunes, 1 de octubre, Michel Martelly regresó a Haití luego de asistir a la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Le esperaban, según algunos medios, cientos y según otros, miles de personas. Rodeado por el Primer Ministro Lamothe y otros colaboradores, el jefe de Estado caminó desde el aeropuerto hasta el Palacio Nacional, seguido por la multitud. Allí, visiblemente fatigado, declaró que esta modalidad de desplazamiento no era “una manifestación política” (en respuesta a la movilización del día anterior) sino una actividad deportiva. “Quiero caminar para acercarme a la población, tranquilizar a todo el mundo y anunciar que el año escolar ha comenzado”.

El Presidente declaró que lucharía contra el alto costo de la vida, pero con un tono crítico comentó que su intención no era “explotar este tema con fines políticos”. En la manifestación participaron bandas musicales y animadores que gritaban: “Martelly, el país es suyo, haga lo que quiera” y “Martelly, por 5 años”.

Unas horas después de terminada la marcha oficialista, la policía lanzó gases lacrimógenos y disparos al aire para dispersar a los mismos manifestantes que habían acompañado al presidente. En inmediaciones del Palacio Nacional, una centena de hombres se reunieron para pedir a gritos al mandatario el pago de la gratificación prometida después de “haber trabajado duramente”, señaló la emisora Radio Kiskeya.

Enojados, aseguraron que se habían movilizado luego de que se les asegurara que se les entregaría dinero por su participación. Declararon que unos pocos habían recibido cerca de 25 dólares. La misma emisora señaló que uno de los participantes preguntó porqué un dirigente que se dice popular tiene que pagar a las personas que participan en sus manifestaciones.

Radio Kiskeya comprobó que hubo “transporte gratuito en autobuses hacia el aeropuerto” para empleados del Servicio Metropolitano de Colecta de Residuos Sólidos y desempleados, en su mayoría jóvenes.

En la manifestación pro Martelly también hubo un muerto. El policía Frandieu Pierre-Louis, de 33 años, oficialmente sufrió un ataque cardiaco debido al calor y al esfuerzo realizado durante el largo recorrido a pie del aeropuerto al Palacio Nacional. Sin embargo, la familia del policía sostiene que una herida le causó la muerte. Alterpresse señala que uno de sus tíos declaró que “murió a causa de la megalomanía y la locura de un jefe de Estado que busca desesperadamente probar una popularidad que solo existe en su imaginación”.

Algunos medios señalan que el actual estado de ebullición en Haití puede convertirse en una revuelta popular y recomiendan “acallar las contradicciones secundarias con el movimiento lavalasse y privilegiar la contradicción principal con el poder absolutista”. Lo cierto es que el gobierno de Martelly/Lamothe ha dado muestras de una total falta de capacidad para atender los problemas del país, lo que nutre las protestas que convocan los partidos de oposición.

Para finalizar, una muestra del “estilo de gobierno” del binomio Martelly/Lamothe: mientras las asociaciones de consumidores de Estados Unidos protestan por los niveles de arsénico inorgánico encontrado en el arroz cultivado en ese país, Haití es el tercer importador mundial de este producto y el primer importador por número de habitantes. Como solución a la subida del costo de los alimentos, el gobierno haitiano optó por ampliar las importaciones de arroz de Estados Unidos y continúa sin formular una estrategia para garantizar la seguridad alimentaria del país “más pobre del hemisferio...”.

Fuente: http://otramerica.com/radar/haiti-poder-la-calle-crisis-social-politica/2469