Hay una campaña, no dicha, pero en curso, que está promoviendo que en las próximas elecciones nacionales en Puerto Rico, donde participarán seis partidos políticos, se pueda votar con la tranquilidad que su voto será contado y tomado en consideración. Parece una perogrullada, pero se trata una acción desesperada en particular por los llamados partidos emergentes en estos comicios, los cuales desean que sus votos se cuenten aunque estos no tengan la capacidad de tener un funcionario electoral por cada colegio que esté abierto ese día para recibir votos.
De lo que se habla es de un engaño de la vida democrática. Es decir, se invita a partidos políticos a que participen en las elecciones, pero si no cuentas con nueve mil funcionarios de colegio electoral, nadie puede garantizar hoy ni a los electores ni a los partidos que los representan que sus votos serán contados. Es decir, los funcionarios de los otros partidos políticos históricos, si tienen la capacidad de contar sus votos, teniendo un funcionario por colegio electoral. Por otro lado, el cuerpo rector, la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), no puede garantizar esto, lo cual debería poner en entredicho su propia capacidad de correr los comicios en Puerto Rico. Es decir la CEE no puede garantizar que los votos que se cuentan en los colegios electorales, sean correctos.
Este cuadro de terror que vive Puerto Rico debe ser contrastado con los recientes comicios electorales que pasaron en Venezuela. En los mismos, todo el mundo, incluyendo los EE.UU, reconoció que se dieron de forma honesta y que ganó el que más votos obtuvo: el presidente Hugo Chavez.
En fin, a Puerto Rico, el territorio por excelencia de los EE.UU en el Caribe, en cuanto a las elecciones se refiere, le falta algo que a Venezuela le sobró – honestidad.