La crisis económica ha pegado en todos lados. Incluyendo las poblaciones migrantes globales que, por lo pronto en el caso del Caribe y América Latina, se desplazan a otros países en busca de dinero. Estas poblaciones son las que sustentan, en muchos casos, a familias enteras en su país de origen. Su lógica de migrar, esta basada en fuertes principios de la solidaridad y sobre todo de la ayuda colectiva: donde come uno, comen todos, parece ser la consigna que impera.
No obstante lo anterior, los indicadores hoy sugieren que muchos de estos migrantes están retornando a sus países de origen – no hay dinero en el ¨norte¨ por lo cual, mejor ser pobre en su país. En el caso de la Unión Europea, todo indica que en casos como el de España, por ejemplo, 1.2 millones de migrantes han regresado a su país. Esto es una cifra altísima, cuando se piensa que la población migrante en dicho país, en total, no suma más de 5 millones de personas. Es decir un 20% se ha ido al día de hoy.
En el caso de Puerto Rico, a manera de ejemplo, en los pasados dos años, la tasa de migrantes indocumentados entrando por las costas del país, ha bajado dramáticamente. Esto es un detalle que tiene a toda una comunidad que pulula entre Puerto Rico y la República Dominicana, de mal en peor. No llegan a la isla, no pueden asistir a sus familias en su punto de origen. En fin, la pobreza se va tornando en estructural y sin salida.
Ayer conversaba con una persona que reclamó ser dominicana y residir en Puerto Rico. El vino, según me narró, a buscar trabajo en la isla. Al día de hoy no lo ha conseguido, y peor aún, no tiene con que comer, razón por la cual cuida automóviles estacionados en la calle. Como él hay muchos.
Pues nada, es una crisis, y es una economía que de su faz era solidaria. Ahora está muy contraída y deteriorada.