Ahora resulta que Vía Verde es inviable. El ingeniero José Ortiz ha expresado públicamente que al proyecto no se le pondrá ni un esfuerzo más. No habrá ninguna otra inversión. Para todos los efectos aquí nada ha sucedido. Pareciera que el Estado ha optado por el borrón y cuenta nueva.
No sólo es un movimiento absolutamente hipócrita a escasos días de las elecciones sino que, y para colmo, la supuesta preocupación por parte de aquellos que han controlado el aparato estatal desde el 2009 según la cual había que auscultar para hallar fuentes de energía que no nos siguieran sumiendo en la dependencia brutal del petróleo parece que también ha sido metida en el saco de la inviabilidad junto con el proyecto. No sólo no habrá Vía Verde sino que todo el dinero que del erario público se extrajo para costear los gastos operacionales de las etapas tempranas del proyecto se perdieron para siempre. ¡Qué extraño!
Abandonar un proyecto ahora después de haberle hecho tanta propaganda. Las razones que se puedan ofrecer no serán más poderosas que todo aquello que pueda mostrar que este proyecto, aún sin haber sido implementado por completo, ha favorecido económicamente a intereses que nada tienen que ver con el compromiso de ofrecerle a la mayoría de los puertorriqueños una mejor calidad de vida y mucho menos accesos a energía limpia y económicamente viable. Pero, como estrategia política esta es una decisión que no tiene mucho sentido. A fin de cuentas, Vía Verde ya tenía apoyos importantes por parte de la administración de Aníbal Acevedo Vilá y, con ello, a nadie le debería extrañar que Alejandro García Padilla la resucite si ganara las elecciones y decida, como es costumbre en este país,echarse hacia atrás en relación con las promesas electorales que apuntan a todo lo contrario. En el caso de que el PNP gane la elección a la gobernación, sería altamente probable que este proyecto, una vez habiendo pasado el peligro de perder las elecciones, sea también resucitado o al menos se intente hacerlo. Así las cosas, este movimiento de cerrar el proyecto de Vía Verde ahora no debe constituir o abonar mayores haberes a campaña alguna.
Aunque ciertamente el repudio al proyecto ha movilizado a muchas personas y organizaciones en Puerto Rico, desde Adjuntas hasta Toa Baja, para la mayoría de los votantes Vía Verde no constituye un problema fundamental aunque en el fondo ciertamente lo sea. Es decir, a nivel de la opinión general, las grandes preocupaciones se centran en la cuestión económica y en la seguridad. De tal forma que no creo que habiéndose suspendido el proyecto ello apoye a una u otra candidatura. Realmente no lo creo. Sin embargo, y al punto que se pretende llegar, aunque ha sido realmente maravilloso que dicho proyecto haya sido suspendido, por todos los problemas de diversa índole que ha suscitado y que puede todavía suscitar, no debe haber tanta celebración. No debe caerse en el triunfalismo vacío ya que la estructura estatal desde la cual se pensó que Vía Verde era viable aún sigue intacta. Es decir, de nada sirve lanzar un grito de victoria si en cualquier momento cualquier otro proyecto o quizá hasta peores pueden surgir de parte de un Estado que a todas luces nada tiene que ver con el interés de la mayor parte de los puertorriqueños. Una verdadera victoria podría ser aquella que muestre que diversas organizaciones, coordinadoras de gestiones multitudinarias, hubría logrado que el Estado que se mantiene de espaldas al interés general de sectores desplazados en Puerto Rico tenga que mirarlos de frente y atender sus peticiones con la mayor presteza.