¿Dilación? Lo que acarreamos

Creativo

 

Nuestra historia está inmersa en incertidumbre, en un cierto grado de desconcierto y eso impide que exista un desarrollo pleno en nuestra sociedad puertorriqueña.

De alguna manera queremos solucionar los problemas que hemos arrastrado por años, pero cuando nos encontramos la realidad, vemos que no son "problemas", sino un causante y mil problemas. Estamos en el año 2012, y es sorprendente ver cómo personas ignoran el tema del status, y solo lo atienden cuando a un partido se le ocurre mencionarlo. Si tan importante es este asunto, ¿por qué le damos la espalda? No nos damos cuenta que al postergar el asunto, más difícil nos es resolverlo. En algo debemos estar de acuerdo, ningún partido toma esto como un asunto de país, sino de política. Ahí nos topamos con la causa de los problemas de este país, la dilación.

 

 

¿Se nos habrá pasado el tiempo para "salir del hoyo"? Mientras las entidades políticas del país nos acechan a través de los medios, buscando "ganarse" el voto, o más bien comprarlo en algunos casos, el pueblo se siente extraviado. Y no solo se siente, sino que está extraviado, y no es para menos. El pueblo es víctima de los juegos bipartidistas. El juego bipartidista es muy simple y a la vez complejo. Comienza por mantener una sociedad ignorante, mientras más ignorante mejor, ¿y cómo lo logran? Amenazan con destruir cada vez más la herramienta esencial de todo país, la educación. No hay preocupación en la sociedad, le llevamos el juego a estos "funcionarios". Ellos juegan a ser políticos, y nosotros a ser la audiencia. El deber de este pueblo es fiscalizar, exigir y velar por nuestros intereses, no abrir brecha para que ellos se sirvan. El juego es muy simple de acabar, ejerciendo el derecho al voto con conciencia, deslindado de todo discurso engañoso y seductor. Yo no pretendo que andemos cabizbajos y tristes por lo mal que actúan estos políticos, que ciertamente dan vergüenza y grima. Pero para solucionar eso, hay que fomentar una conciencia colectiva que solo se logra educando. Pero claro, la educación es un gasto y no una inversión para estos servidores. No nos debemos alarmar por cosas tan vanales como una representante que le encante comer, o por un senador que sea un bufón e irrespetuoso, o por un alcalde que promueve el abuso de los estudiantes, y ustedes dirán, pero es que es inaceptable que sean así, pero yo les digo que es inaceptable que ustedes los elijan cada cuatro años. La solución a los problemas no está en caras bonitas, en anuncios graciosos o en aparecer en programas de los medios e ignorar los foros universitarios. La solución está en escuchar y luego actuar, en trabajar mano a mano con el pueblo y en descentralizar el poder con el que manipulan al país. Eso se logra, diciendo: "¡Basta ya!".

 

Podría escribir una novela sobre el asunto, pero prefiero que cada uno piense y medite. ¿Estamos mejor que hace cuatro años? ¿Será la solución cambiar el "color" del gobierno? El pueblo es el que manda, pero el pueblo consciente, no dormido. Estamos tarde, pero esto no acaba, el punto final lo da el pueblo. Dilación...

 

¿Dilación 51?

 

Pasa el tiempo, cobra la vida

y así entiendo que adeudo más todavía.

Que todo pasa y "nos pasan" y aún no tenemos salida.

Apenas sabemos si en realidad estamos o no en la cima,

y nos despreciamos más de lo que nos subestiman.

 

Nos construyen un puente que dirige a algún destino,

unos lo endosan y otros lo aborrecen,

y los demás lo ven como cualquier otro incidente.

Nos exigen el respeto cuando no somos respetados,

y nos prometen la verdad mintiendo a quien esté a su lado.

 

Nos pintan un panorama con un porvenir colorido,

nos auguran justicia, pero no todos somos ricos.

Aguardamos las promesas pero nos olvidamos cada cuatro,

y cuando al fin nos damos cuenta nos encontramos otro derechazo,

golpe que nos envía directo a otro fracaso.

 

¡Qué triste ver ondear banderines de farsantes!

Que respeten más las insignias me parece repugnante.

Tal parece que he visto suficiente,

y peor aún me queda mucho por ver,

y no sé si debo resistir o resentir otra vez.

 

Enchironan a los justos,

y eximen a las plagas.

Aprehenden las lumbreras,

y exaltan a las armas,

buscando así apagar nuestra llama.

 

Pero me sujeto a una esperanza,

de poder ver un día aupar,

una estrella y tres colores,

y toda una gama de voluntad,

que transforme en loable la gesta de nuestra autoridad.