Promoviendo el voto critico, enterremos el voto fanático

Política

El proceso eleccionario de este cuatrienio es uno de los más decepcionantes y manipulativos que haya visto en mis 27 años de vida.

Los partidos políticos en Puerto Rico se han dedicado a sacar de contexto pedazos de información compartida por sus oponentes, atacar en carácter personal a los cónyuges de sus contrarios, y en decirle al pueblo que reclamar estar a favor de un ideal político y votar por otro no es traicionar sus ideales, sino votar inteligentemente. El cielo no se puede tapar con la mano, es un hecho innegable que varios candidatos (de ambos de los partidos con mayor cantidad de seguidores en Puerto Rico) que le han fallado al pueblo luego de ser elegidos, pero por eso ni deben pagar justos por pecadores, ni debemos ciegamente intercambiar arsénico por cianuro. En mi opinión este tipo de propaganda nace desde un postulado de superior y subordinado; establece una relación de inferioridad con el votante, como si el partido fuera un padre y el votante un chiquillo incapaz de tomar decisiones que le beneficien y lo mantengan seguro, por tanto, es el partido el que sabe lo que es mejor para el votante, tu solo tienes que obedecer sin cuestionar e ir a votar integro el día de las elecciones. Encuentro que es una falta de respeto a la inteligencia de los votantes tratar de empujarlos a votar por todo un equipo de un mismo grupo ideológico bajo la premisa opresiva y prepotente del “Porque yo lo digo”. Votar integro equivale a que también estoy eligiendo candidatos que tal vez ni conozco, pues nunca se ha dicho nada (ni bueno ni malo) de sus obras. Más alarmante aun aún, es escoger a personas de las cuales no conozco ni si preparación académica, ni su trayectoria en el ámbito político y ni hablar de sus planes y/o plataformas para con las áreas por las cuales están compitiendo.

Una vez más los partidos políticos se aferran a tratar a los electores puertorriqueños como un rebaño de ovejas que seguirán a un pastor designado aunque este las esté llevando al matadero. Es tiempo que los electores puertorriqueños se quiten las vendas de colores y comiencen a tratar el asunto de la elección de funcionarios públicos como lo que es, un proceso competitivo en el que el país escoge al mejor candidato, como lo haría un empleador en una empresa. Ya es hora de hacer las preguntas correctas: ¿Quien eres? ¿Qué preparación tienes? ¿Por qué consideras que eres el mejor candidato para este puesto? ¿Qué ofreces para contribuir al mejoramiento del país y como piensas llevarlo a cabo? Esas son las cosas que en realidad, como votantes nos deberían importar, por que a final de cuentas, el proceso eleccionario debe ser una consulta seria entre adultos críticos, no un concurso de popularidad basado en quien mintió menos.