Todo indica que la situación en la República Dominicana, según lo dejó el ex –presidente Leonel Fernández del Partido de Liberación Nacional, es un desastre.
El problema con la iniciativa del estado estriba en que las respuestas sociales no se han hecho esperar. La gente está muy de mal humor, sobre todo que se impone un sistema contributivo sobre toda gestión social – esto incluye un nuevo impuesto sobre los vehículos de motor, hasta por el dinero que uno tiene depositado en las cuentas bancarias. Sólo se plantea dejar a un impuesto menor, de un 10%, a los alimentos que se compren en el supermercado. Para el pueblo trabajador dominicano se trata de una medida nefasta. En la ciudad de Bonao, de la provincia de Monseñor Nouel, la gente se ha tirado a la calle a protestar.
Dicen que la situación es tan difícil para el pueblo trabajador dominicano, que se espera próximamente una huelga general la cual podrá disponer del nuevo impuesto, forzar al gobierno a algún tipo de negociación, o ante la renuencia del gobierno, escalar el conflicto.
Nos parece que una solución negociada, ante las necesidades fiscales del estado, pero reconociendo las necesidades y limitaciones sociales del pueblo, se impone como la única solución real. En esta media, hay que plantearse buscar un acuerdo desde el sentido común entre las partes en conflicto.