(San Juan, 1:00 p.m.) Los EE.UU. atraviesan su peor crisis desde la Guerra Civil de 1860. Nunca antes la clase dirigente había estado tan polarizada como esta se encuentra al presente en la tierra de nuestro vecino del norte. Las acusaciones contra el expresidente Trump, cuatro casos abiertos, y las nuevas acusaciones contra el hijo del presidente, Hunter Biden, hablan que ambos lados de la misma clase social utilizan el sistema de justicia criminal como un parte de un proceso de persecución política.
Ahora bien, ¿Qué oportunidad ofrece para Puerto Rico, que la clase dirigente esté en conflicto hoy en los EE.UU.? Realmente hablando, la oportunidad que crea es una de movimiento hacia la independencia de Puerto Rico. Este movimiento, simplemente fuerza a la nación americana, a establecer prioridades en cuanto a los asuntos de mayor interés para ellos. Puerto Rico no es un asunto de interés nacional.
Ante esta situación, Donald Trump, el más acusado, pero también el que más dinero ha recaudado así como el que más apoyo tiene hoy, ha dejado saber continuamente su falta de interés para Puerto Rico. Por lo que, ante este cuadro, todo indica que tal vez estaría interesado, como ya ha expresado anteriormente, de concederle la independencia a Puerto Rico, o como dijera otro presidente, George W. Bush en el 2006, vendernos a otro país.
En aras de adelantar la independencia, cualquier ruta es buena. Pragmatismo político. Tomar ventaja de lo que hoy sucede en los EE.UU. es importante y relevante. Una carta petitoria a Donald Trump como precandidato del Partido Republicano, podría establecer, la ruta de futuro para Puerto Rico. ¿Qué hacemos si de forma unilateral los EE.UU. nos dan la independencia? Tomarla. Pensemos.