(San Juan, 9:00 a.m.) El Partido Nuevo Progresista (PNP), está en crisis. Viven su peor cuatrienio desde los tiempo de Pedro Rosselló cuando, sobre 50 miembros del partido fueron acusados de corrupción. Ahora, está peor. Ahora los propios miembros se están desafiliando, entre otros Javier Rodríguez, aunque en los próximos días se van varios legisladores, asambleístas y varios alcaldes, y moviéndose al partido que se consolida hoy como potencialmente una tercera fuerza electora, que es el Proyecto Dignidad. Hay miedo en el PNP. Tanto los que se están quedando, como los contratistas que guisan fuerte, tienen miedo. El responsable de todo es Pedro Pierluisi, que no ha podido sostener el partido, la maquinaria, y el robo.
La informativa de que Javier Rodríguez se iba, levantada por la periodista independiente Sandra Rodríguez Cotto, tiene mayor profundidad. Todo indica que en el PNP, ayer enviaron a la “alta gerencia” a negociar con todos en dicho municipio para que no se muevan. El Proyecto Dignidad, según se nos informa, tiene una lista de todos los que se van, del PNP a el partido de ellos. No son pocos. Son muchos. Tiembla Pedro, tiembla.
Por lo que, todo indica, que cuando Jennifer González nos informe en el día de hoy que habrá de correr para la gobernación, entones, Pedro Pierluisi tendrá dos opciones: o ir a primarias, y debilitar el partido, lo cual ninguno de los dos quiere; o retirarse de la contienda por el bien del partido y los que guisan en el mismo.
Dicho lo anterior, a los que creemos en la independencia, la coyuntura no puede ser la mejor. Es impulsar la independencia sin parar, pues el colapso del PNP simboliza el fin de ese proyecto por la estadidad. Simboliza que la independencia asume un rol protagónico en la transformación del estatus colonial. Pensemos.