(San Juan, 9:00 a.m.) Lo que va de semana no es aguantable para un partido, el Partido Nuevo Progresista (PNP), fundado hace casi 60 años. Estamos viviendo el final del PNP. Es tan profunda la crisis de esta semana, que Edwin Mundo, ante el anuncio de Jennifer González que habrá de disputar la gobernación, él proclamó en la radio comercial, que si se dividen como partido habrá de ganar la independencia., Pues bien, dividamos, terminemos, concluyamos con el capitulo llamado PNP y su proyecto de impulsar la estadidad para Puerto Rico. Por primera vez, estamos cerca de proclamar su santa sepultura.
El anuncio que ofreciera Jennifer González, sobre su candidatura a la gobernación no tuvo ningún efecto real. Ni hubo cabalgatas, ni barcos en la bahía, ni Rey Charlie convocó a una corrida de motoras. En realidad, pasódesapercibida. ¿Por qué? Porque el PNP es hoy un partido cuya narrativa dominante va para una población de tercera edad, que fluye con otras generaciones no tradicionales, y sobre todo donde comandan los grandes intereses de los contratistas, y donde el control de los sistemas mediáticos es esencial. En lo único que Jennifer González empata o sale bien, es en los adultos mayores. En el resto, la maquinaria política que controla Pedro y Caridad PIerluisi, gobernador y su hermana quien trabaja de forma gratuita en la fortaleza como su asistente, los hermanos controlan.
Pero lo antes analizado no es la razón de ser de que el anuncio de ella no tuviera efecto, sino el problema de entendidos generacionales. Ayer uno de los comentarista radiales, micrófono al servicio del PNP, de la principal estación de radio comercial, insultó de forma elegante al portavoz de Jennifer González por presumir que le anuncio a las 522 p.m.sería el correcto dado que se haría por las principales estaciones de televisión local. Nada que ver. Denota la transferencia del mensaje a una población envejecida. Lo novel habría sido haber contratado a un influencer y hacer la presentación por las redes sociales. Fracasó la nueva candidata, fracasó.
Finalmente, volvamos a Edwin Mundo. Podremos discrepar en todo con él. Pero si algo conoce él, es del quehacer electoral. Su premonición aparenta ser un reto real. El PNP tiene una preocupación de que gane la independencia a través del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) , en las próximas elecciones. El efecto real es ninguno, pues todo estácondicionado a una Asamblea Constituyente de Estatus o u plebiscito. Lo real es que ante una victoria del PIPI, el proyecto estadidad no tendría opción alguna en Washington. Por lo que es momento de dar por terminado con el PNP. ¡Que gane la independencia! Pensemos.