(San Juan, 9:00 a.m.) Hace poco más de un año en la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando se debatía el conflicto entre Rusia y Ucrania, muchos países hablaron de forma no convencional. Todos compararon el conflicto de dichos dos países, con el de Palestina e Israel. Lo que todos pidieron fue consistencia. A diario, de forma anual, por décadas, los palestinos han muerto, y nadie ha llamado de forma dominante al estado de Israel, un estado terrorista. El sábado pasado en medio de las festividades hebreas, la milicia del grupo político militar de Hamas, quienes controlan hace poco más de 15 años la administración de la Franja de Gaza, donde viven palestinos en un enclave tipo apartheid, respondieron militarmente a la opresión vivida. Muchos israelitas murieron. Ya habían muerto demasiados palestinos.
No puedo, éticamente hablando, asumir una posición condonando las agresiones Israelita, de su ejército, contra el pueblo palestino. Tampoco puedo justificar la agresión del pueblo palestino de la Franja de Gaza, contra el pueblo israelita. Ambas agresiones son terribles. Lo que si puedo promover, es un alto al fuego, y el inicio de un dialogo incompleto e inconcluso, para promover el estado de Palestina, y el cese a las hostilidades entre ambos pueblos.
Ante esto, lo cierto es que nadie en el mundo, por lo pronto a partir de los estados, esta diciendo, “que bueno que mataron a 700 judíos”. No, el mundo lo que esta pidiendo es que se terminen las agresiones de ambos lados, y que se le permita a los palestinos vivir en paz, con sus vecinos israelitas, con su propio estado nacional.
La humanidad lo que necesita es poder convivir en una pluralidad social y nacional. No en la destrucción de seres humanos indefensos, lo cual ha provocado hoy la muerte de palestinos e israelitas. Ambos pueblo son indefensos. Ambos pueblos tienen sus reclamos. Pero los que mueren son soldados o militantes, son seres humanos de a pie. Pensemos.
Palestina, ¡vive!, e, ¡Israel también vive!
