Me encanta. Pero los jóvenes estudiantes de la República Dominicana, como su contra parte en Chile, se han tirado a la calle.
De igual forma en la ciudad de Colón, Panamá, el pueblo ha salido a protestar contra la presunta intención del gobierno de vender, con carácter especulativo, las tierras de la zona libre dicha localidad. En Puerto Rico, por decir más, la protesta social logró que el gobierno del partido incumbente en el poder, desistiera de implementar una tubería de acarreo de gas natural, la cual habría de cruzar toda la isla, y afectar los derechos de la población en cuanto a la tenencia de sus propiedades se refiere. Tan sólo hace menos de una semana, el gobierno decidió no proseguir con dicho proyecto.
¿Qué nos dicen estos sucesos? Desde mi mirada, estos sucesos nos sugieren que vivimos en tiempos convulsos, donde la población ha decidido, ahora más que nunca, participar en la calle en el reclamo de sus derechos o lo que le parece injusto. En nuestra región posiblemente el caso de los estudiantes de la Republica dominicana es el más dramático pues los jóvenes luchan contra un súper impuesto contributivo que el estado desea imponerles. En esto se vinculan con los jóvenes de Chile, quienes luchan contra una educación que hace mucho tiempo dejó de ser un fin público, y se ha convertido en una empresa para beneficio de unos pocos.
Lo que si hay que anotar es que los esfuerzos colectivos, en su mayoría de corte pacífico y no violento, han promovido cambios sociales continuamente en esta latitud del mundo. Los pueblos no han parado de reivindicar sus derechos. Lo que ha si cambiado es la naturaleza y el contenido de la protesta. Los pueblos se están tirando a la calle, desde Puerto Rico, vía la Republica Dominicana hasta Panamá, para reclamar terminar con la desigualdad social y las injusticias sociales. Si esto logra el cambio, pues habrá que apostar a este tipo de acción para alcanzar un cambio social de igualdad, vida democrática y desarrollo humano.