La Pluma de la “Historia”

Cartas de un(a) Antillano(a)
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El 19 de noviembre 1493, la historia de Puerto Rico comenzó oficialmente. Este es el día en que los “hombres”, “los verdaderos hombres civilizados” nos “descubren”, nos dan luz, nos guían, nos civilizan, nos dan identidad, nos dirigen y sobre todo, nos presentan un “dios”, “el único y verdadero”, el “justo”. Oficial, hegemónica, “real”, irrefutable, y sin lugar a dudas, “verdadera es esta Historia”. Esta hermosa, sumisa y pintoresca narrativa es la que nos socializa y nos legitima desde que tenemos memoria.

Desde que comencé mis grados primarios, en una escuela pública del País, me enseñaron y adoctrinaron a tal punto, que lograron reprodujera esta narrativa “verdadera, única, absoluta y sumisa “realidad”. Este cuento, narrativo, histórico y hegemónico, nos muestra como el “Gran y maravilloso Cristóbal Colón” en busca de nuevas rutas para la India, tropieza con las Américas.

Sin embargo, olvidamos que las Américas y en específico, Puerto Rico, ya había sido encontrada, poblada y socializada, en distintos parámetros. Cuando nos “descubren” ya se habían establecido y legitimado, sociedades como: los tainos, caribes, incas, mayas, aztecas, makoit entre muchos más. Estas sociedades han sido borradas de la fantástica historia de la civilización y modernización, esto debido a su denominación como “salvajes”. Al igual que con los indígenas, en una mayor proporción, l@s negr@s african@s fueron invisibilizados de la historia oficial; estos quienes fueron capturados, separados, mancillados y rebajados como seres humanos, en este gran proceso de civilización, hecho por los “verdaderos” y grandes salvajes. En este proceso de colonización, se comienza a ver y a construir una desigualdad racial y de género, la cual se naturaliza y se convierte en hegemonía institucional histórica. Esta hegemonía institucional histórica, rige nuestra vida cotidiana, ya que se internaliza lo que se conoce colonialidad.

La colonialidad, es este proceso en el cual, los Estados e individuos colonizados, se convierten en dependientes de los Estados Nacionales (desde los imperios del 1400, hasta los recientes). En Puerto Rico, esta situación es demasiado peculiar, ya que continuamos siendo colonia. Según el Tribunal Supremos de los Estados Unidos, somos territorio de, pero no pertenecemos a, por esto, no tenemos la posibilidad de muchos de nuestros hermanos latinoamericanos, a “tomar decisiones”. Hemos absorbido esta única historia oficial de tal manera, que hemos creído que este proceso colonial es uno legítimo y se reduce a lo que conocemos. Esto nos lleva a hacernos la interrogante de ¿qué fue y qué no es? Al mirar más allá de solo los procesos de invasión del 1493 y 1898, veremos que todo esto viene arraigado y como camino de solo un proceso de colonialidad, la ruta al Capitalismo.

Si estos grandes imperios no hubiesen explotado los recursos de las Américas, en específico de los que estamos al sur, el Sistema Capitalista, no hubiese podido surgir como proyecto hegemónico. En el proceso de colonización, como hemos señalado, vemos como se proyectan procesos de explotación, desigualdad y los primeros indicios de individualización; desde el proceso en su máxima expresión, hasta la particularización del mismo. En el macro, esta demarcado el espacio de explotación de las riquezas nacionales, como el oro, plata, café, cacao, recursos humanos, etc. para enriquecer a los imperios. Este proceso de enriquecimiento, que esta montado en un sistema de apropiamiento, abre paso a que durante la modernización, los Estados y los Capitalistas tuvieran la riqueza abundante para financiar los procesos industriales. Así que, no es coincidencia que el eurocentrismo sea el patriarcado del Sistema Capital. Este grupo oligárquico que dicta lo que sucedió y nos ayuda a entender lo que esta sucediendo, debe ser el espacio para remover esta historia hegemónica. Para así comenzar a lidiar con mucho de los males que inundan y agobian la sociedad en la que vivimos.

Hago un llamado a que no crean lo que dicta esta pluma, sino a incentivar un proceso de reflexión y búsqueda de su propia historia o narrativa. Como se mencionó hace unos días en un conversatorio multidisciplinario, en la UPR Cayey sobre: ¿Qué es la Historia?, “la historia oficial no es otra cosa que una falacia, así que tenemos que mirarla como lo hacemos con la literatura”. Una narrativa de inventos y embelecos desde los procesos de la subjetividad del narrador y el lector. Por ende, tenemos que ver, cuestionar y deconstruir esta Historia Hegemónica, para ver que es lo que esta detrás de lo que nos enseñan.