Con curiosidad veo como en el caso de Puerto Rico, pero no con mucha diferencia para Cuba o la República Dominicana, que pasadas las elecciones uno de los pequeños partidos ha reclamado ser la ¨verdadera oposición¨.
Si me preguntan, y sobre todo luego de haber visto a dicho partido criticando al gobierno de turno, pienso que a lo mejor están en lo cierto. Es decir, y me pregunto a viva voz, ¿quién es la oposición? ¿Cómo se construye una postura, partido, movimiento social, de oposición? Más aún, ¿por qué no pueden ellos reclamar ser la oposición?
En la vida política de todos y todas, la política como las luchas sociales se desarrollan a partir de distintos procesos sociales, los cuales versan sobre asuntos diversos. En estas últimas elecciones en Puerto Rico, lo que está en juego es profundizar en nuestra noción de vida democrática. Por lo tanto, pensar que dos partidos históricos, aquí como en muchos países del Caribe, se disputan de forma histórica el poder, es simplificar la participación en nuestra vida democrática. Por eso es que tendemos a pensar que la oposición es meramente el partido que no ganó las elecciones, pero que disputó el poder con el partido vencedor. Dentro de este razonamiento, el resto de los partidos, esos que perdieron con un margen distante, esos no pueden ser la oposición.
Algo me dice que hemos comenzado un nuevo proceso de vida política en Puerto Rico. Todo el que no esté con el gobierno de turno, es parte de la oposición. Tener más voces opuestas, algunas de derecha, otras de izquierda, es un punto importante en la coyuntura nacional. Ya veremos, si mañana esas voces pequeñas emergen como las grandes voces de un colectivo silente llamado pueblo.