Actualmente existe un gran número de personas que no pueden visualizar sus vidas sin enfermedad. Su mal se vuelve parte de su ser al grado que lo adoptan como un elemento más de su personalidad. De la misma forma los medicamentos también juegan un papel protagónico en su rutina diaria. Según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades solo 1 de cada 1,000 personas está libre de medicamentos. Por otro lado, del año 1999 al 2009 las ventas de drogas prescritas se han duplicado más de $200 billones. Para el año 2012 estadísticas muestran que alrededor de uno de cada cinco niños y nueve de cada diez ancianos son esclavos de medicamentos regularmente.
Estas estadísticas son realmente alarmantes. Si miramos a nuestro alrededor podemos ver que vivimos claramente dentro de una sociedad donde gran parte de nosotros vivimos drogados por algún medicamento. No solo eso sino que todos esos medicamentos traen consigo un sin número de efectos conocidos comúnmente como efectos secundarios. Pero realmente no son secundarios, simplemente son efectos. Según la Universidad de Wake Forest, North Carolina la droga principal recetada para tratar la diabetes en los Estados Unidos y el Caribe (Avandia) fue retirada del mercado debido a un aumento significativo en el riesgo del consumidor a sufrir de ataques al corazón , strokes y CHF (congestive heart failure)
El dilema es evidente, demasiada gente enferma consumiendo demasiados medicamentos y un sistema de salud cómplice ya que cubren los costos de la enfermedad, pero no hacen nada para ayudarte a cubrir los costos de mantenerte saludable por ejemplo: membrecías de gimnasios, masajes, ropa de hacer ejercicio, etc. Si restauras tu salud y adoptas un estilo de vida saludable que incluya una buena alimentación, oxigenación de la sangre mediante el ejercicio, mantenimiento de la columna, entre otras cosas no tendrías la necesidad de consumir drogas y estarías libre de mal.
Para romper las cadenas de la enfermedad y por ende renunciar a los medicamentos lo primero que tenemos que entender es que salud es igual a función. Si todo nuestro cuerpo está funcionando al 100 por ciento expresamos salud al 100 por ciento. Si por alguna razón no estamos funcionando a nuestra máxima capacidad el cuerpo comienza a desarrollar enfermedad.
Para conocer como estamos funcionando debemos dirigir nuestra atención al cordón espinal (protegido por la columna vertebral y cuya función consiste en llevar las instrucciones del cerebro a todo el cuerpo) y asegurarnos de que no exista alguna interferencia o subluxación que impida que la información fluya correctamente.
Por ejemplo, si existe alguna subluxación en las vertebras que van del cerebro al corazón este no deja de funcionar, pero no funciona eficientemente esforzándose más de lo que debe para llevar a cabo su función afectando por completo la dinámica de los demás elementos que nos componen. Ahí entra lo que los quiroprácticos llamamos ajuste. Su función principal es lograr liberar la máxima capacidad del cuerpo y que este funcione sin obstrucción. Por tal razón si mantenemos la higiene de la columna mantenemos el cuerpo funcionando a su máximo y por ende reflejando salud y una mejor calidad de vida libre de medicamentos.