¿Pero vamos a tomar todo lo que dicen los políticos en serio?

Política

Los salarios y beneficios de los legisladores de Puerto Rico han sido fuente de discordia por mucho tiempo. Sencillamente, los puertorriqueños están disgustados con la pobre calidad de sus funcionarios electos y sus abusos de privilegio. El Partido Popular Democrático, que acaba de ganar las elecciones generales, se comprometió en su plataforma de Gobierno a una reforma legislativa que bajaría el número de sesiones y el presupuesto, y volvería a los tiempos en que los legisladores tenían más libertad de ejercer oficios fuera del Capitolio.

Pero ahora descubrimos que hay “Peros” entre los legisladores, incluyendo el recién-escogido Presidente del Senado, Eduardo Bhatia Gautier, quien como Senador de minoría se distinguió por sus confrontaciones con el despótico Presidente del Senado Thomas Rivera Schatz y por estar del lado simpático de las controversias políticas más grandes del último año. Sus publicidad electoral fue de la más notorias de la campaña--pautas que culminaban con un mesiánico Bhatia, con una estruendosa música coral al fondo, alzando sus brazos y gritando “¡Habla, Pueblo. Habla!” En días recientes se le ha oído decir que esa promesa de reforma legislativa no está tallada en piedra, y que habría que explorar el lado procesal de la propuesta. Bhatia, un abogado graduado de la prestigiosa Universidad de Stanford, sabe que cuando se acude al argumento procesal es que el sustantivo no entusiasma.

Hace 22 años se creó la figura del “legislador a tiempo completo”, que sujeta los miembros de la Legislatura a dedicarse casi enteramente a los menesteres dentro del Capitolio. Esto conllevó el alza de salarios y privilegios. Se argumentaba que con este cambio habría menos tentación hacia la corrupción y conflictos de intereses. Bhatia expresó en estos días que está a favor de retomar la figura del “legislador-ciudadano”, pero que conlleva un concepto que suena bueno en teoría pero “hay que verlo” en la práctica. Obviamente, una reforma de este tipo requiere discusión y no hay una sola fórmula para “el legislador ciudadano”. El compromiso de su partido es que haya una sola compensación, eliminando estipendios y beneficios como vehículos con chofer. El salario anual básico de un legislador en esta empobrecida Isla es de unos $73,000. A esto se le añaden miles de dólares por las llamadas dietas, consideraciones monetarias por asistir a las vistas legislativas, y el beneficio de auto y chofer para cada legislador ($1,500 por mes). Los salarios suben aún más para los que presiden una de la comisiones de los cuerpos. Bhatia ganará por lo menos $110,000 como presidente del Senado.

Lo que preocupa aún más es escuchar a legisladoras electas convertir el asunto de reforma legislativa en uno de discrimen contra la mujer. Muchas, como la Representante Brenda López de Arrarás, se oponen al cambio, aduciendo que cumplir con el programa de su partido necesariamente conllevaría legislar de noche, privándole a las madres legisladoras del contacto con sus hijos. A esta preocupación se une la Senadora-electa Rossana López. La Senadora Lucy Arce, del partido contrario, dice que legislar de noche significa legislar “a espaldas del Pueblo”. ¿Quién dice que se tiene que legislar de noche? Se puede estructurar un itinerario y calendario de sesiones, y acordar responsabilidades y limitaciones a los legisladores a la misma vez. No se debe de desviar el tema ni dejar de incumplir una promesa que significa tanto para un Pueblo que ya desconfía crónicamente de sus líderes. Espero que estas legisladoras sean instrumentales en construir una reforma que no desaliente a las mujeres de entrar a la Legislatura, pero Por Favor, no ignoren a los votantes.