Creo que no puede pasar un día mas, pretendiendo escribir de la igualdad y los derechos de los ciudadanos, mientras el pueblo palestino, ese que vive “ubicado” en la franja de Gaza, se encuentra asediado por el ejercito, terrestre, naval y aéreo, de Israel.
Desde el Caribe, hablar del mediano oriente es como intentar analizar otro planeta. No obstante, y dado las comunidades de migrantes árabes y judías a partir de la Segunda Guerra Mundial, su presencia en estas latitudes es real. Por lo cual, lo que pase en Israel en la actualidad, es algo que nos afecta a todos y todas. En esta medida, lo mínimo que podemos hacer es tomar posición y adelantar un discurso ético a favor de la vida: ni bueno es matar a palestinos, ni bueno es matar a judíos/israelitas. Ahora bien, ¿a quién le interesa este discurso ético?
De mi parte, habiendo seguido por muchos años la situación de vida del pueblo palestino, viendo la estabilidad- inestabilidad del mediano oriente, y las condiciones de militarización que vive el pueblo israelita, me pregunto si no es parte de la conveniencia geo-política mantener el estado de inseguridad pleno para todas las poblaciones. Es decir las lógicas militares tanto del ejército de Israel, Irán, Egipto, de los EE.UU, así como de los grupos armados (Hamas, Hezbolah, entre otros) requieren de la guerra y no de la paz, para poder vivir.
Por lo tanto seamos nosotros, los otros, los que apoyamos una ética de la paz y la vida, los que condenemos a aquellos y aquellas que creen en las maquinarias de la muerte ante la vida. De mi parte le pido al gobierno de Israel que desista en su intento de invadir por tierra a Gaza; por otro lado, le pedimos tanto a las fuerzas militares de Hamas como del estado de Israel, que dejen de asesinar a personas indefensas.