Luego de pasadas las elecciones generales en Puerto Rico, en las cuales el Partido Popular Democrático obtuvo una victoria contundente, nos prometieron que vendrían nuevas formas de gobernar. O la palabra que han acuñado, que vendría una nueva gobernanza. Es curioso, pues la nueva gobernanza que nos prometen, es una que alude a la posibilidad de sentir que la democracia no es delegada ni representativa, sino que por el contrario estábamos ante el umbral de una democracia participativa y directa.
Luego de tanta fanfarrea en torno al nuevo gobierno y sus nuevos estilos, pensamos que han reproducido lo único que conocemos: el viejo poder. Esto no es lo que el sentir del pueblo estaba esperando; sobre todo ese pueblo que votó por este nuevo gobierno en aras de sacarse de encima las formas autoritarias del anterior gobierno. En esta medida, en menos de tres semanas estamos viendo reproducirse lo que tanto criticamos.
Tal vez pudo haber sido distinto si el nuevo gobierno nos explicara que tiene que llenar 24 sillas de gabinete, y que abre una cuenta por Facebook para que la gente presente candidatos y candidatas, basado en unos méritos. Por decir algo, unos méritos comunes serían: cinco años de experiencia profesional, no tener problemas con la ley, tener por lo menos 6 años de preparación universitaria, y más que nada querer servir al pueblo de Puerto Rico. No me parece mucho pedir, pero no creo que me lo concedan.
Si algo aprendimos en las recién pasadas elecciones, es que en lo que va del Siglo 21, cada cuatro años hemos tenido un nuevo gobierno. Este es nuestro cuarto gobierno en este siglo. En esta medida, hemos tornado los cuatrienios electorales en un proceso de voto revocatorio. Siendo esto así, el nuevo gobierno debería pensar como gobernar de forma distinta, que esté más cercano a las formas y maneras que pueblo elector ya reconoce como parte de una democracia más sustantiva. Nombrar personas de forma secreta y que nosotros recibamos la noticia, no me parece ser muy democrático.