Juntos en la evolución del hombre y el teléfono móvil

Política

Permítanme ser atrevido: casi todos los que tenemos una licencia de conducir hemos cometido el pecado de ocupar la(s) mano(s) con un teléfono móvil mientras guiamos un vehículo de motor. De acuerdo a las encuestas, hace tiempo que la mayoría de nosotros los boricuas admitimos que esta práctica es peligrosa, pero de todas formas la hemos continuado sin control. Después de un periodo de orientación, en enero por fin entra en vigor una ley que penaliza y regula el uso del teléfono móvil en la carretera.

Pues ni modo. Ahora todos usaremos el cablecito al oído para no ocupar las manos. En la carretera habrá muchos más locos, gente que mueve los labios y gesticula rápidamente en la soledad de su automóvil. De estos los hay hace un tiempo pero no suficientes. Si le digo que en Puerto Rico, con todo y su limitada extensión territorial, hay suficientes autos para que cada persona con una licencia vaya solo en un vehículo, usted podría concluir, solo con ese dato, que en esta Isla impera la locura. Pero si lo piensa bien, en estos momentos de la evolución del Hombre el celular es parte del cuerpo, tal como lo es el guía del automóvil. Probablemente no esté vivo para verlo, pero en una o dos generaciones los bebés comenzarán a nacer con oídos enormes y tímpanos más agudos. ¿No? ¿Y cómo cree usted (y yo le creo a Darwin) que el hombre evolucionó del mono sino con cambios graduales? No tengo que explicar con gran detalle como el proceso evolutivo ha creado cadenas de criaturas a través del tiempo.

Hay algo que me asusta, y es que hay gente que escribe mensajes de texto mientras conduce, lo cual también explícitamente la nueva ley prohíbe. Solo recientemente caí en cuenta que esta práctica no era anormal. Es esa gente que he visto guiando con el cuello hacia virado abajo, posición que evita la visión de la carretera. Pero, es que el celular crea compulsión, y los que caen en este estado son impotentes ante él. Cada día esos aparatitos ofrecen más posibilidades. Antes sólo se podía hablar a través de ellos, pero rápidamente al uso auditivo se le añadió uno visual. Podemos usarlos para escribir mensajes, cuentos, proclamas, casi todo lo imaginable. Y no hablar de la Internet y el acceso a la información instantánea.

Me comentó un amigo que muchas veces prefiere “textear” a llamar a una persona; es más corto y se puede echar a un lado todas las formalidades innecesarias como saludar y preguntar cómo está la familia. También, se ahorran palabras y conversación superflua. Me viene a la mente que además es menester ver los mensajes de texto cada cierto tiempo. Estos tendrán que ser contestados con cierta premura para cumplir con las reglas tanto del correo electrónico como del “texteo”. De forma que podemos entender que la evolución podría traerle al ser humano dedos índices alargados y cuatro ojos (o por lo menos uno adicional) para poder ver la carretera y la pantalla a la misma vez.

Concluyo entonces que tomará tiempo, pero esta ley está destinada a ser una anquilosada, una reliquia para la antropología. Sencillamente, la evolución la convertirá en una ley risible. No se rían, el ser humano está viviendo más y más, excepto en los lugares en que la hambruna no los mata como moscas. Quizás en nuestra propia existencia en algún lugar del mundo comenzarán a nacer esos bebés con las orejas prominentes, los dedos índices a la ET y uno o dos ojos adicionales.