Hay todo un debate caliente en el Caribe que es el de la integración económica y el de la asistencia solidaria para el desarrollo. En esta medida, escuchamos los acercamientos que varios países están realizando para mejorar sus oportunidades de desarrollo.
Este reclamo viene del país más pobre del Caribe, Haití. No obstante se lo plantea al país más solidario de toda la región, Cuba. En qué medida esto logre transformar las relaciones de desigualdad, no lo sabremos. No obstante, es parte de múltiples diálogos que se están dando en la región para fomentar el desarrollo socio-económico sustentable.
El diálogo cubano-haitiano se da en paralelo mientras que en la isla del Caribe de Antigua y Barbuda, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas (por sus siglas en inglés la FAO), acaba de iniciar una campaña para erradicar la pobreza y carencia de alimentación adecuada en dicha isla. Con una población de 90 mil personas, Antigua y Barbuda tiene un índice de pobreza 20%. Esto es una proporción no aceptable para la FAO, y sobre todo mantiene los niveles de desigualdad en esta parte del Caribe a niveles no aceptables.
¿Ahora bien que nos dicen estos dos casos? Me parece que ambos casos, y otros que se gestan en varias instancias del Caribe, a nivel bilateral o a través de las organizaciones regionales, es el hecho de que el futuro de esta región de apenas 40 millones de personas, sólo se podrá realizar si se promueve continuamente una integración solidaria a partir de políticas económicas de desarrollo sustentable. Es una gran apuesta a la cual el Caribe debe aspirar.