¡Madre, por favor, coopera!

Justicia Social

Encontraron, finalmente, el cuerpo calcinado del publicista José Enrique Gómez Saladín, quien desapareció desde el pasado jueves 29 de noviembre de 2012. Este había sido secuestrado, aparentemente por dos jóvenes delincuentes, quienes lo forzaron a ir a un cajero bancario y retirar dinero. Todo esto, a las 11:20pm, cuando fue retratado el fenecido Gómez, junto a uno de sus asesinos quien esperaba porque el primero sacara dinero del cajero. Luego los asesinos siguieron sacando dinero de la cuenta bancaria, aunque ya no se veía al publicista. Hoy finalmente encontraron su cuerpo, y dos personas se entregaron a la policía como responsables el evento.

 

Este último incidente dentro de la cultura criminal en Puerto Rico, sucede mientras el país no ha dejado de llorar la muerte de Héctor ¨el Macho¨ Camacho, quien a su vez murió de una bala que un desconocido le propiciara, el pasado 20 de noviembre de 2012. Pero no dejamos de llorarlo cuando nos enteramos que ayer dos jóvenes, de 18 y 16 años se perdieron en la ciudad sureña de Ponce, y fueron emboscados por unos sicarios quienes dispararon más de 300 balas, dando muerte al joven Juan Carlos Vega Ruiz, quien supuestamente entró en un territorio equivocado en el momento incorrecto.

¿Qué nos dicen estos eventos? En principio que la situación criminal está fuera de control, aunque estadísticamente no es correcto. Atravesamos por una baja en los incidentes de asesinatos, donde hoy tenemos 177 asesinatos menos que hace un año. Por otro lado, lo que nos debe preocupar es el hecho de la capacidad del estado de contener estos incidentes, y sobre todo de esclarecerlos. Hoy apenas el 27% de los asesinatos se esclarecen.

Ahora bien, me detengo en el caso del publicista Gómez. Este caso se esclareció por la confluencia de una serie de factores que nos permiten reflexionar del momento en el cual estamos viviendo. En particular, donde no podemos pedirle más al estado, pues este ha demostrado su incapacidad de prevenir estos asesinatos como resolverlos.

Aunque en el caso del publicista vale la pena explorar que pasó en su resolución. Por un lado vemos el uso adecuado de las redes sociales, lo cual permitió que se difundiera la fotografía de uno de los jóvenes involucrados en el asesinato. Pero por otro lado, el factor de la madre, intervino. Es decir, una vez la madre vio a su hijo en la foto que se difundía por las redes sociales y la televisión, esta llevó a su hijo al cuartel y lo entregó.

Me parece que esto es importante. ¿Podrían las madres ayudarnos a detener estos asesinatos sin sentido que continúan ocurriendo en el país? Me parece que si. Ante la incapacidad del estado de resolver, entonces hay que promover otros medios y formas desde la sociedad civil que permitan contener el crimen. Aquí dos iniciativas: utilizar creativamente las redes sociales, e incorporar el ojo crítico de la familia.

¡Madre, por favor, coopera!